Acompañantes terapéuticos concientizan sobre uso de drogas
Como parte de la política preventiva que acompaña la labor del acompañante terapéutico, este domingo profesionales de esta nueva carrera en el Instituto Universitario Gran Rosario estarán en la Estación Bienestar de la Calle Recreativa, para promover el rol del agente de salud que trabaja interdisciplinariamente. La propuesta es que más personas conozcan de qué se trata este dispositivo que permite diseñar una estrategia adecuada a la singularidad de cada persona, dependiendo de la situación que el sujeto esté atravesando.
Esto se despliega en el marco del 26 de junio, que será el lunes, que se conmemora el Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, para reforzar la acción y la cooperación en pos de una sociedad libre del abuso de drogas.
Entender por qué el consumo de drogas es un tema de salud pública tiene que ver fundamentalmente con reconocer la “perspectiva relacional” de ese uso, y el acompañante terapéutico se inserta en la vida cotidiana de la persona afectada donde esta se encuentre y compartirá con ella “su mundo”, su cotidianeidad. Trabaja siempre inserto en un equipo terapéutico, colaborando, siguiendo y expandiendo la estrategia del terapeuta.
¿Qué relación se establece con la droga como producto? ¿En qué contextos? ¿Cuándo el uso se convierte en abuso? Consultado sobre el tema, el psicólogo Alfredo Estupiñan, Director de la Tecnicatura Universitaria en Acompañamiento Terapéutico, explica que “analizar o intentar comprender un tema tan antiguo como el consumo de drogas, implica considerar la multiplicidad de formas que pueden asumir los elementos que forman parte de la temática. Por tanto, se debe partir de una epistemología de la complejidad donde conviven varios elementos, y se ponen en juego representaciones sociales, sujetos varios, sustancias, prácticas individuales y colectivas, contextos socio-económicos, políticos, culturales e ideológicos que también forman parte de ese consumo”.
Las drogas, legales o ilegales, no existen como algo independiente de sus formas de uso. Ni tampoco responden siempre a los estereotipos que circulan sobre las personas “adictas”. Como con cualquier otro producto de consumo, dentro de la sociedad actual que ubica a los sujetos como potenciales consumidores, lo determinante es la relación que la persona establece con ese producto/droga, y el modo en que la misma se inscribe.
Los diversos paradigmas del tratamiento con la drogadicción
“Conviven en nuestra sociedad dos lógicas que lograron hegemonizar el tratamiento de estos temas -sostiene Estupiñan-, la lógica sanitaria que instaura la “cura” como horizonte y la que busca el “control”, llamada punitiva. Ambas comparten la noción de “conducta desviada” como aquella conducta de no aceptación de normas sociales que rigen las relaciones”.
No obstante, también se ha instalado otro paradigma que pone su foco en el consumo problemático y no en la adicción como enfermedad, y que centra su mirada en la relación que la persona establece con la sustancia de consumo, sea cual fuera ésta.
En Argentina la Ley de Salud Mental rompe con la mirada puramente biologicista, poniendo el foco en la compresión de los determinantes históricos, socio económicos, culturales, biológicos y psicológicos, e incorpora las adicciones como parte integrante de las políticas de salud Mental, pero dejando de lado el considerar la adicción como enfermedad para centrar la atención en el consumo problemático.
¿Qué significa un consumo problemático? “Pensar en cómo se ve afectada la autonomía de la persona cuando el consumo implica un riesgo personal, es poner el eje en esa perspectiva relacional”, sostiene Estupiñan.
Trabajar en esa relación, para mejorar la calidad de vida de las personas “tomadas” por ese consumo, es una tarea que se viene realizando desde una práctica interdisciplinaria. En ese cruce de profesiones, el Acompañamiento Terapéutico se ha convertido en el eslabón privilegiado para restablecer los vínculos de la persona que presenta un consumo problemático, con su entorno familiar, social, laboral.
El origen del acompañante: el “amigo calificado”
El director de la carrera más nueva del IUGR explica que “la práctica del acompañamiento terapéutico tiene una historia breve pero rica en datos, ligada desde sus orígenes al tratamiento de las adicciones. Surgida desde la empiria y desde la insuficiencia de una práctica que no daba respuestas suficientes al tratamiento de las adicciones. Allí pareció la figura de “amigo calificado”, primer forma de nombrar a lo que actualmente conocemos como Acompañante Terapéutico.
Hoy, con años de práctica y conceptualización, podemos decir que el acompañante es una herramienta muy eficaz en este campo que claramente cuestionó el “modelo médico-psicológico”.
¿Cómo actúa un Acompañante Terapéutico? Como auxiliar de la salud, en equipos interdisciplinarios, colaborando, facilitando, participando y apoyando, con el fin de acompañar en la restitución del lazo social interrumpido.
Desde la Tecnicatura universitaria en acompañamiento terapéutico en Salud Mental y Adicciones se promueve una práctica que desde lo Asistencial repercuta en lo Preventivo, apuntando a una formación interdisciplinaria que permita al AT la continuidad de tratamientos ambulatorios facilitando la autonomía de las personas, amplió Estupiñan.