La fe es un combustible importante en tiempos difíciles y ha quedado demostrado en quienes buscan una sanación espiritual o incluso corporal en Leda Bergonzi. Sin ser integrante de la Iglesia Católica logró absorber esas demandas y desde su grupo espiritual Soplo de Dios Viviente congrega a miles de personas desde hace meses. El ritual se fue convirtiendo en fenómeno popular.  

Leda tiene 44 años, es laica y a partir de este año fue tomando notoriedad en el círculo católico local al encabezar los martes un ritual de oración cantada en la Catedral Nuestra Señora del Rosario, en Córdoba y Buenos Aires, que terminaba con una suerte de imposición de manos.

Leda en el grupo Soplo de Dios (Rosarioplus)
Leda en el grupo Soplo de Dios (Rosarioplus)

“Cristo sana, él tiene el poder. No me vengan a buscar a mí, busquen a Cristo”, explica y busca desmarcarse de todo rótulo. De lo que no puede escapar es de su calidad de emergente espiritual en una sociedad castigada. 

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El boca a boca generó una multitud, lo que le costó la intervención desde la misma arquidiócesis y que dieran de baja los rituales en ese santuario. Sin embargo, la jerarquía de la Iglesia no la borró y habilitó que siga con sus encuentros en la capilla del Sagrado Corazón, en 3 de febrero 1998. Pero allí volvió a quedarle chico. Ahora, miles de personas la siguen en la parroquia de la Inmaculada Concepción, en Richieri al 200. 

Es imposible no hacer similitudes con lo que sucede con el Padre Ignacio, de Barrio Rucci, donde sus convocatorias se han vuelto multitudinarias procesiones. El fenómeno recién parece estar asomando y es prometedor.

Más de cinco cuadras de cola para entrar a la parroquia Inmaculada Concepción en Pichincha (Rosarioplus)
Más de cinco cuadras de cola para entrar a la parroquia Inmaculada Concepción en Pichincha (Rosarioplus)