"Consideramos la lactancia humana como el primer acto de soberanía alimentaria en tanto y en cuanto la soberanía alimentaria tiene que ver con el acceso a un alimento que es seguro, accesible y sano", asegura Valeria Wasinger a Rosarioplus.com. La declaración no pasa desapercibida en un contexto en el que la alimentación está permanentemente en discusión, desde todas sus perspectivas: la económica, la social, la de género, la de las infancias, la medioambiental, etcétera.

Tampoco pasa desapercibida este lunes, el primer día de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Wasinger tiene 44 años, es puericultora  - es decir, acompaña procesos de lactancia y crianza - y presidenta de la Unión de Puericultoras Argentinas, una asociación civil que nuclea a unas 500 puericultoras de todo el país y que tiene como objetivo principal trabajar por el reconocimiento de su profesión. En diálogo con este medio, repasa la importancia de pensar la lactancia en clave de deseo, de derecho y también como una responsabilidad de toda la sociedad civil. 

- ¿Qué es una puericultora? ¿Dónde se desempeña?

- Las puericultoras somos agentes de salud que trabajamos acompañando a las personas que amamantan y sus familias facilitando información, herramientas y sostén en todo lo que tiene que ver con la lactancia humana y la crianza o el acompañamiento de los primeros años de vida de los bebés, niños y niñas. Trabajamos en los equipos de salud junto a otros profesionales de manera interdisciplinaria, abordando las complicaciones o afecciones que puedan aparecer en torno a la lactancia y derivando oportunamente a otros profesionales del equipo de salud, si la situación así lo requiere. Trabajamos en el el ámbito de la salud: en maternidades, unidades de terapia intensiva neonatal, centros de lactancia dentro de las instituciones, consultorios pediátricos, en los jardines maternales acompañando todo lo que tiene que ver con el asesoramiento de la conservación y administración de leche humana en salas de bebés lactantes, etcétera.  Actualmente, nuestro rol está más instalado en la salud privada, ya que nuestra actividad no está aun regulada, por lo cual no tenemos un acceso pleno a lo que es el trabajo en salud pública. De hecho, nuestra asociación viene trabajando arduamente para que eso se pueda modificar. 

- ¿Por qué es tan importante acompañar a la lactancia materna?

- Creo que la importancia de acompañar y de abordar de manera integral la lactancia radica en que es necesaria para que pueda ser posible, básicamente (se ríe). El foco está siempre puesto en la persona que amamanta como si la responsabilidad de que la lactancia sea posible solo pasara por esa persona. Pero la realidad es que si no hay un entorno que acompañe es muy difícil, más allá de que se tenga el deseo de poder amamantar de manera placentera, duradera y sostenida. Acompañar o promover la lactancia tiene que ver con eso, con poder facilitar las herramientas para que sea posible y para garantizar el derecho que tiene todos niño o niña de ser alimentado de esa manera y de toda mujer o persona que desea amamantar de poder hacerlo.  El acompañamiento no solo tiene que estar desde el sistema de salud, sino también desde las políticas públicas estatales para que, por ejemplo, en los ámbitos laborales una persona pueda conciliar su trabajo con el poder amamantar. También, por ejemplo, para cuando se deja a un bebé, niño o niña al cuidado de instituciones educativas y se desea que ese bebé pueda continuar tomando su leche. El acompañamiento también depende del entorno familiar. De todos, ¿no? Siempre hacemos hincapié en que la lactancia es una responsabilidad social. Es un acto privado en cuanto es llevado a cabo por una persona que amamanta, pero que está atravesado por un montón de cuestiones y que necesita del acompañamiento de toda la sociedad en sus diferentes estamentos.

- ¿Cuándo se suele consultar a una puericultora?

-  Trabajamos acompañando y asesorando desde la gestación hasta el destete. En la etapa prenatal trabajamos con las dudas que cada persona o familia puede tener con respecto a la forma de alimentar a su bebé, también todo lo que tenga que ver con cuestiones físicas, si alguna mujer tiene una patología previa que puede repercutir en la lactancia, o una operación de mamas, o una lactancia anterior fallida. Una vez nacido ese bebé, las consultas tienen que ver con la instalación de la lactancia y la producción de leche, con cómo mantener la lactancia cuando se vuelve al trabajo remunerado o comienza la alimentación complementaria. También acompañamos cuestiones que en general se manejan junto a otros profesionales de la salud como pueden ser la mastitis, los abscesos mamarios, entre otras afecciones que pueden aparecer y que necesitan asesoramiento. Son infinidad de situaciones que pueden aparecer a lo largo del periodo de lactancia, ya sea que tengan que ver con ese bebé o con la persona que está amamantando.

- Cuando hablamos de lactancia materna, ¿se trata sólo de garantizar que una mamá “de la teta”?  ¿O es un universo más amplio? ¿Qué implica entonces? 

- Garantizar la lactancia materna es garantizar derechos: el de un bebé recién nacido a ser alimentado con un alimento acorde a sus necesidades nutricionales, el primer alimento soberano, y también el de la persona que desea amamantar para que lo haga. Dar la teta no solo se constituye desde lo biológico, sino también es cultural, con todo lo que eso implica, y desde ahí nos paramos para acompañar. Ahora está en discusión el hablar de "lactancia materna", porque eso pone el foco en el acto privado de una mujer madre, y excluye desde el lenguaje, en principio, a las diversidades, pero también excluye de responsabilidad al resto de la sociedad para con la lactancia. Hablar de amamantar es hablar de lo vincular, de esa interacción vincular que se genera en el acto de la lactancia y también de la importancia de acompañar para poder habilitar ese acto: que sea posible, placentero y elegido.   

- ¿Por qué consideran a la lactancia como un acto de soberanía alimentaria?

- Si bien la alimentación en general es algo que sobre todo ahora es un tema en discusión, todo lo que tiene que ver con la alimentación infantil o del lactante a veces queda como en un costado, ¿no?  Consideramos la lactancia humana como el primer acto de soberanía alimentaria en tanto y en cuanto la soberanía alimentaria tiene que ver con el acceso a un alimento que es seguro, accesible y sano. Y la leche humana es un alimento disponible, de calidad, que hace que no tengas que depender del mercado.  La alimentación a base de leche humana es un ejemplo claro del modelo de la soberanía alimentaria en contraposición al modelo agroindustrial que predomina y que tiene como finalidad no brindar alimentos seguros y accesibles y sanos, sino todo lo contrario, se basa en en generar ganancias.  Sabemos que todo lo que tiene que ver con la alimentación basada en leches de fórmula es más inaccesible desde lo económico y tiene un altísimo costo a nivel ambiental para poder ser posible. Además de que es un alimento ultraprocesado, es leche de vaca tratada de manera especial para que ese bebé que la recibe la pueda digerir. 

- ¿Están de acuerdo en considerar a la lactancia, el acto de amamantar, dentro de las tareas de cuidado? ¿Por qué?

- Muchas veces se habla de que uno de los beneficios de la lactancia es que es gratis. La pregunta es si realmente es así. La leche humana es accesible, no es gratis en tanto y en cuanto pensamos que hay una persona que está produciendo ese alimento, poniendo su cuerpo y su tiempo. El acto de amamantar tiene que ver con las tareas de cuidado y hay que pensarlo en términos de valor: darle un valor y no invisibilizar a las mujeres o las personas que amamantan diciendo que es algo gratuito, ¿no? Como tantas de las otras tareas que tienen que ver con el cuidado de un otro, es algo que está totalmente invisibilizado, de lo que no se habla en términos económicos. Es un trabajo no remunerado. Esa persona que está produciendo ese alimento no está haciendo considerada dentro de los cálculos de la economía, con todo lo que se implica. Hay toda una dedicación de en su mayoría las mujeres que está siendo permanentemente invisibilizada. Es necesario seguir insistiendo en esta mirada o en este abordaje de la lactancia, desde una desde una perspectiva de género, y que tiene que tener una corresponsabilidad: no pasa únicamente por esa persona que amamanta.

- ¿Cuáles son las dificultades más grandes para garantizar la lactancia materna?

- Existen algunas del orden físico o anatómico del bebé o la persona que amamante. Cuando existen, con una asistencia y un acompañamiento adecuado son cuestiones que se pueden salvar, se pueden ir solucionando, como todas las cuestiones que se acompañan de una manera idónea, ¿no? Después,  están todas las cuestiones culturales y sociales, que por ahí van en detrimento de la lactancia. Muchas veces el sistema de salud es el primer eslabón en donde surgen los inconvenientes para que la lactancia sea posible. Hay muchos profesionales de la salud que no están actualizados o que están desinformados y que en vez de derivar esas situaciones a personas que sí tienen competencias  para atenderlas como somos las puericultoras, ante la mínima dificultad aparece en primera instancia la alternativa de la leche de fórmula, en muchos casos anulando el deseo de esa mujer que quiere amamantar. No ponemos en discusión los casos en los que sí es necesario alimentar con leche de fórmula, sea de manera complementaria o no, porque la situación de ese bebé o de esa mamá lo requiera. Pero en general lo que sucede es que siempre la primera opción es la leche de fórmula cuando no debería ser la primera alternativa. También están las dificultades que se presentan para poder conciliar el hecho de amamantar con un trabajo rentado fuera del hogar. Tenemos las recomendaciones de todos los organismos de salud de la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida como la situación ideal de alimentación, pero eso muchas veces se hace muy difícil o impracticable de acuerdo a la situación de cada persona, porque las licencias laborales son muy cortas, porque las jornadas de trabajo son muy extensas o porque en los lugares de trabajo no existen las condiciones mínimas y básicas para poder extraerse leche, conservarla, manipularla, y demás.  La reincorporación al trabajo remunerado suele ser un hito y desafío en la lactancia para cada persona, porque se encuentra con todas estas trabas del sistema que ponen a esa persona que esta amamantando en un lugar de mucho esfuerzo físico, mental y logístico para poder sostener las lactancias.

- Hay una idea de que sostener la lactancia es algo caprichoso y hasta de moda, ¿lo ven ustedes? ¿Qué análisis hacen del desprestigio que hay a la lactancia? ¿Hablar de la lactancia implica ir contra la leche de fórmula?

-  Quienes perpetúan de alguna manera esas cuestiones son las mismas personas de siempre, que invisibilizan el deseo de las mujeres, de las personas que crían, y que siempre están queriendo bajar un mandato o decir qué y cómo hacer, ¿no? Hablar de los beneficios de la lactancia humana no es ir en contra de la leche de fórmula sino brindar información acertada. Que se pueda elegir  y decidir con toda la información sobre la mesa para que justamente esa elección sea libre. No estamos dando toda la información si hablamos de una alimentación basada en leche de fórmula sin hablar de los riesgos que tiene esa alimentación. Por supuesto que esa bajada de información tiene que ser desde lo objetivo, no generando culpas para la persona que no elige amamantar ni tampoco para esa persona que elige alimentar con leche de fórmula. Esto: decidir con toda la información sobre la mesa.

- Hay un boom de cuentas de puericultoras en las redes sociales, ¿qué significó eso? ¿Más información o desinformación?

- Creo que en las redes sociales hay un boom de todos los rubros. La salud no escapa de eso y la lactancia tampoco. Creo que en nuestro caso nos ayuda a visibilizar y a facilitar información. Pero también es un arma de doble filo porque hay mucha información y no toda la que circula es adecuada. Me parece que está bueno que circule la información, pero sin perder de vista que la atención, el acompañamiento y el asesoramiento no pasa por las redes, que se necesita de la mirada, de la observación, de la consulta presencial, de acompañar, como con cualquier otro tema de salud. 

- ¿Qué leyes existen en nuestro país para amparar y cuidar a las familias a la hora de garantizar la lactancia materna? 

- Lo que tenemos está  en la Ley de Contrato de Trabajo, que está establecido que dentro de la jornada laboral toda persona trabajadora que esté en periodo de lactancia, o sea, el primer año de vida, dispone de dos descansos de media hora para amamantar a ese bebé en el transcurso de la jornada de trabajo. Lo que suelen hacer las personas que amamantan es juntar esos descansos como para entrar más tarde o retirarse antes. También está la Ley Nacional de Promoción y Concientización Pública de la Lactancia Materna, que habla sobre todo de eso, concientizar y promover las prácticas de alimentación segura para bebés, niños y niñas hasta los dos años de vida. Lo que cuestionamos es que toda la gran parte de la promoción de la lactancia se queda en eso, en una cosa más pasiva o de difusión y no tanto bajada a hechos concretos. 

- Respecto al trabajo de las puericultoras, ¿cómo es la relación con los médicos y médicas, pediatras, obstetras y demás? ¿Les cuesta entrar a las instituciones para acompañar? 

- Hay muchos muchos profesionales de la salud perinatal que entienden cuál es nuestro rol. Entienden que trabajamos desde la interdisciplina, que todas las miradas y todos los abordajes enriquecen y son en beneficio del paciente o familia. Creo que en los casos en los que cuesta tiene más que ver con un desconocimiento de nuestra función, de nuestro rol o también por ahí de minimizar el trabajo de atención de la lactancia. También tiene mucho que ver que nuestra actividad profesional no esté regulada, lo que no solo nos ampliaría el campo laboral sino también definiría nuestras incumbencias, derechos y obligaciones. Eso dejaría plasmado de manera explícita los alcances de nuestro trabajo y daría un marco de seguridad para nosotras, las personas que acompañamos y el resto del equipo de salud. Yo trabajo en instituciones públicas y privadas y desde  mi experiencia personal puedo decir que en los equipos de salud en los que logramos insertarnos se ven a corto plazo los beneficios y cómo impacta el trabajo de una puericultora en las tasas de lactancia.

- Ustedes presentaron un proyecto para regular su trabajo,  ¿qué cambiaría en el ejercicio de su actividad? 

- Tener un marco legal, como decía antes, nos garantiza nuestros derechos como trabajadoras, delimita nuestras incumbencias, alcances, obligaciones y eso le da seguridad a nuestro trabajo, a las personas que acompañamos. Además, muchas de nosotras también nos desarrollamos en el ámbito de las consultas privadas en las que es necesario que todo eso esté regulado. Somos muchas y somos cada vez más las puericultoras en todo el país. Es una actividad que ya existe, que ya se ejerce, no es algo nuevo. Y como ya existe y ya se ejerce, hay que regularla. No se puede desconocer. Al no estar la actividad regulada, al no poder acceder al campo de la salud pública como se debería, se genera una desigualdad en el acceso a la misma calidad de atención para las personas usuarias del sistema de salud público. Entonces, estos proyectos de ley y nuestra mirada sobre la regulación de la actividad profesional no tiene únicamente que ver con garantizar nuestros derechos, sino también con garantizar el acceso a la misma calidad de atención para todas las personas y familias que eligen amamantar.