Carolina y Eliana tienen 29 años, viven en Rosario y trabajan en Onlyfans, una plataforma de compra y venta de contenido, en su gran mayoría erótico. Las dos son mamás, están solas en la crianza, y encontraron en la virtualidad la posibilidad de tener unos pesos, acomodarse sus propios horarios, estar con sus hijos. Ninguna se considera trabajadora sexual, sino creadora de contenido.

Georgina Orellano es la secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, es decir, el sindicato de las putas. La venta de material erótico por aplicaciones o páginas web es tema de discusión en el gremio. La actividad, explica Orellano, tuvo su punto máximo con la pandemia. El encierro y la falta de trabajo hicieron lo suyo. Después aparecieron los medios, con historias exitosas de gente, famosa o no, que dejó todo y con Onlyfans pudo trabajar poco y cobrar mucho. En el medio están las historias de vida, como las de Eliana y Carolina. 

Ammar analiza el escenario con dos preocupaciones a la vista: la cuestión moral por un lado, y la de clase por el otro. “Nos preocupa que parte de la sociedad cree y sostiene que ser trabajadora sexual es abrirte de piernas y ya. La verdad, es mucho más amplio que eso. Es también vender una foto, un video, hacer una videollamada con lenguaje erótico”, cuenta la sindicalista.

“También vemos con mucha preocupación cómo muchas personas se desmarcan y dicen que lo que hacen no tiene que ver con trabajo sexual, porque implica un estigma muy fuerte”, cuenta la sindicalista. “Pero hay una cuestión con qué cuerpos son aceptados y cuáles no. Los cuerpos que no se acepta que puedan erotizar o vivir su sexualidad son los de las marrones, migrantes, de los sectores populares. Ahí hay un castigo: se acepta a la que no se sindicaliza ni reivindica como puta. Y a las otras les queda la persecución policial. Esa es la discusión que hay hacia el interior del sindicato”.

- ¿Cómo analizan la aparición de estas plataformas?

- Durante la pandemia hubo una reconfiguración dentro de lo que se denomina el mercado sexual. La virtualidad ofreció una alternativa frente al contexto de encierro y a la falta de ingresos. Hubo compañeras que ejercían el trabajo sexual en departamentos privados, por ejemplo, que se vieron en la búsqueda de alternativas frente a la imposibilidad de salir a trabajar y la virtualidad ofreció para muchas de ellas esta comodidad, siempre y cuando tengan las condiciones dadas: una casa, conectividad y conocimiento del manejo de las plataformas.

- ¿Creció entre las personas que no ejercían el trabajo sexual antes? 

- Nosotras creemos que creció por la popularidad que comenzó a tener una de esas plataformas virtuales, Onlyfans, que no es la única donde se puede ejercer trabajo sexual. Ha habido muchísima propaganda, incluso mucha atención por parte de grandes medios de comunicación. Se cuentan historias exitosas de personas que ejercían trabajos formales y los dejaron porque en esta plataforma habían encontrado facilidad de trabajar desde su casa, de trabajar menos horas y de ganar mucho más dinero de lo que te ofrece el trabajo formal. Pero para lograrlo tiene que haber un conocimiento sobre lo digital, tiene que haber conectividad y también creatividad. Es un trabajo al que le tenes que dedicar mucho tiempo. Sostener el contenido que se va subiendo, contestar a los clientes. No es que subís una foto y ves cómo te van entrando dólares. Por eso es un trabajo, porque tenés que dedicarle horas. 

- ¿Onlyfans termina siendo una plataforma de precarización como Pedidos Ya o como Uber? 

- Lo que vemos es que claramente hay una mirada muy errónea de lo que es la prostitución. Hay algunas personas que trabajan en Onlyfans u otras plataformas que no se reconocen como trabajadoras sexuales y se corren de esa identidad. Eso tiene que ver con una mirada que tiene la sociedad sobre la prostitución, que piensa que es ofrecer un servicio de manera presencial donde implica la penetración entre cliente y trabajadora sexual. Y la verdad es que es mucho más amplio que eso. No es solamente ofrecer un servicio presencial donde esté siempre el contacto físico. Eso es la sexualidad con una perspectiva patriarcal, porque hay muchos otros servicios que no implican la sexualidad tal cual está pensada o la siguen sosteniendo ciertos sectores de la sociedad. El trabajo sexual está atravesado por una cuestión meramente moral con mucho desconocimiento y con mucho estigma social y eso hace que muchas de las compañeras que lo ejercen en las plataformas virtuales se despeguen de esta identidad y te digan “lo que yo hago es otra cosa”. Pero lo que hacen es algo que también está dentro del mercado sexual, que es mucho más amplio de lo que de lo que se piensa.

- ¿Y dentro del sindicato qué discusiones han tenido al respecto?

- Lo hemos discutido mucho dentro de la organización. Sigue siendo una novedad y se habilita mucho la discusión cuando aparece alguna entrevista a alguna persona que ejerce el trabajo sexual bajo estas plataformas. En su gran mayoría nos ha pasado que cuando las periodistas o los periodistas le consultan si se reconocen como trabajadoras sexuales, muchas dicen que no y ha habido algunas que han tenido incluso en su respuesta mucho estigma hacia las trabajadoras sexuales, sobre todo de las callejeras. Es un intento de desprenderse de esta mirada marginal que tiene cierto sector de la sociedad. Ahí hay una cuestión meramente de clase y eso a nosotras nos preocupa desde el sindicato, porque nos preocupa que la única prostitución que parece ser que va a ser aceptada o tiende a ser aceptada es la que hacen en la virtualidad y la que va a ser castigada es la que hacen las trabajadoras sexuales de los sectores populares que han sacado a lo público lo que históricamente nos enseñaron que teníamos que mantener en lo privado. Eso nos pasa ahora. Las más perseguidas son las putas callejeras y las más romantizadas son las trabajadoras sexuales que ejercen en la virtualidad y eso es una preocupación y es un debate constante que se da en el sindicato.

- ¿Hay personas que hayan arrancado con estos trabajos y después se acercaron al sindicato? 

- Se han acercado al sindicato porque han tenido muchos problemas para poder cobrar. Eso es lo que ha pasado. Han venido compañeras de distintas clases sociales queriendo acceder a la asesoría legal o de contabilidad como una oferta de los servicios que ofrece el sindicato porque han tenido muchos problemas en poder cobrar. Han denunciado también el robo de fotos, por ejemplo, que eso también fue algo nuevo para nosotras. Las delegadas hicimos una capacitación y de a poco nos vamos formando para darle respuestas a una compañera. Buscamos que puedan acudir al sindicato, que podamos acompañarlas y dar respuesta, y también generar conciencia de lo que es ser trabajadora sexual en Argentina y que tu trabajo no esté reconocido.