Conocer las perturbaciones asociadas a El Niño o La Niña es crucial para tomar decisiones inteligentes y proteger a las poblaciones y medios de vida. El Niño-Oscilación del Sur, ENOS o ENSO, es un patrón climático que consiste en la oscilación de los parámetros meteorológicos del Pacífico ecuatorial cada cierto número de años. Las fases del ENSO se pueden clasificar en débiles, moderadas o fuertes, y su intensidad se determina mediante la comparación de diversas variables climáticas. Es importante estar preparados y informados sobre los efectos específicos del ENSO en cada región y su probabilidad de ocurrencia.

El comportamiento del ENSO varía en América Latina debido a factores climáticos, geográficos y topográficos. Su duración e intensidad son difíciles de predecir, y sus impactos dependen de las condiciones particulares de cada país. La ganadería, el asentamiento humano desordenado y la falta de información hacen que los efectos del fenómeno sean más pronunciados y perjudiciales. Las agencias de monitoreo y comunicación proporcionan información clave para planificar acciones y mitigar los impactos del ENSO.

El nombre "El Niño" se originó en Perú, donde los pescadores asociaron el fenómeno con el nacimiento de "El Niño Dios" debido a su aparición en diciembre. La comunidad científica adoptó este nombre para la fase cálida del ENSO, mientras que la fase fría se conoce como "La Niña". El ENSO muestra sus primeras señales en la temperatura superficial del océano Pacífico ecuatorial, pero los efectos en las precipitaciones pueden tardar meses en manifestarse en cada región.

El impacto del ENSO afecta a todos los sectores productivos, como la agricultura, la pesca, la energía, el turismo y la salud. Tomar decisiones oportunas y planificar estratégicamente es esencial para mitigar los efectos negativos y aprovechar las oportunidades económicas que puedan surgir. La gestión del riesgo y la preparación son desafíos importantes, y es fundamental adquirir una cultura de pronóstico y mitigación para enfrentar adecuadamente los efectos del ENSO. Además, se debe considerar la gestión de las cadenas de abastecimiento y tener en cuenta tanto los posibles daños como las posibles ventajas que el fenómeno puede ofrecer.

En resumen, estar informado y tomar decisiones inteligentes ante el ENSO es fundamental para proteger a las comunidades y aprovechar las oportunidades económicas. La planificación estratégica, la gestión del riesgo y la preparación son clave para enfrentar los efectos del fenómeno de manera adecuada.