Los clientes de un céntrico bar cultural son blanco de ataques anónimos que parten desde el mismo vecindario, según refirieron desde el comercio. Ejemplo de ello es lo que ocurrió el sábado pasado, cuando desde un edificio vecino alguien arrojó al vacío una botella de vidrio y le acertó en un tobillo a una joven que había salido a fumar a la vereda del bar en cuestión, La Chamuyera, en Corrientes 1380.

“Se da todo el tiempo, todos los días algo nos tiran”, contó a Rosarioplus.com Juan Gatti, de La Chamuyera. Preocupados y con temor a que suceda algo todavía peor, desde el bar cultural sienten que agotaron las instancias y no saben qué hacer para parar con los ataques anónimos. Todo lo que saben es que el atacante “es de un edificio de la cuadra, no sabemos quién es, si es uno solo o más”. “Nosotros tomamos medidas, corremos a los que salen a fumar a la vereda a otro lugar, intentamos que se queden adentro, que no salgan”, reconoce. Sin embargo, la joven atacada el pasado fin de semana “no estaba ni cerca de los edificios, le tiraron hasta donde estaba, ya hay saña”, apunta Juan.

La de este sábado no fue la primera ni la única persona que es herida por alguno de estos constantes ataques, que generalmente son realizados con botellas de vidrio arrojadas desde la altura. Ya son varias las denuncias policiales y judiciales asentadas por los integrantes del bar cultural. Pero no hay respuestas. “Presentamos varias denuncias y estamos a la espera de alguna actuación”, señala Gatti. La respuesta de la Justicia lo desalienta. “Como no son heridas de gravedad, nos dicen que no hay delito, básicamente me están diciendo que hasta que no maten a nadie no van a hacer nada”, advierte.

Salvo por este repetido incidente, la relación de La Chamuyera con los vecinos de la cuadra “es buena en general”. “Conozco a varios, incluso algunos vienen al bar, varios de ellos toman clases”, asegura Gatti. En el pasado, tuvieron denuncias por ruidos molestos de un vecino lindero con el contrafrente del espacio, pero tras realizar un trabajo de insonorización, el conflicto terminó. “Esto es otra cosa, parece que hay vecinos a los que les molesta que la gente salga a la vereda a fumar”, trata de explicar.

Desde el bar cultural mantuvieron reuniones y encuentros con varios concejales de la ciudad, incluso del bloque oficialista, “pero mucha respuesta no encontramos”. Esa falta de acompañamiento enciende las luces de alarma ante el riesgo de que, por los incidentes, el local sea clausurado. “Le tenemos un poco de miedo a las consecuencias que pueda acarrear esto”, acepta Juan, mientras aguarda que la Justicia avance en identificar al atacante, algo más que un mal vecino.