Dos jóvenes murieron y otro resultó herido de gravedad este domingo al atardecer en un pasillo de la villa miseria conocido como Vía Honda, en el sudoeste rosarino, como consecuencia de balazos que partieron desde un vehículo y que además impactaron en pobrísimas viviendas construidas con chapas. Por milagro no hubo que lamentar más víctimas.

Con estos, suman 273 asesinatos en el departamento Rosario, cuando todavía restan menos de 20 días para terminar el año. El más violento de la historia local.

De acuerdo con la versión oficial y la de los vecinos de ese arrabal situado junto a la vía que corre paralela a Avellaneda, a la altura de Presidente Quintana, el ataque ocurrió entre las 19 y las 20 de este domingo.

El sitio fue el final de un pasillo que desemboca en un basural y las vías del ferrocarril. Los vecinos consultados por el móvil de Sí 98.9 refirieron que allí suele ser el lugar donde se compra y se vende droga al menudeo.

Un utilitario que sería una Renault Kangoo de color gris estacionó en la punta del pasillo y desde ahí abrieron fuego. Contaron alrededor de 15 disparos contra tres personas que estaban cerca de la vía. Tras ese instante infernal, los homicidas se marcharon raudos con el mismo vehículo en el que habían llegado.

Del vecindario partió el auxilio para los tres jóvenes. Los llevaron en vehículos particulares al Hospital Clemente Álvarez. Dos de ellos fallecieron poco después, víctimas de múltiples impactos de bala.

Las víctima fatales se llamaban Nahuel Rendil y Hernán Flores, ambos de 26 años.

Un tercero sobrevive y sigue internado por un disparo que lo hirió en un brazo, se informó. Sus iniciales son A. A. y tiene 34 años.

Algunos proyectiles impactaron sobre las chapas que hacen la pared de una humilde casilla donde reside una señora mayor que en ese momento llegaba junto a su nieta. Si estaba dentro de la vivienda podría haber sido una víctima más.

Un vecino del mismo pasillo mostró los impactos de bala sobre la pared de su almacén, pero como indicios de una balacera anterior, ocurrida días antes. Y junto a la puerta, el mensaje que alguien garabateó como grafitti: "Acá mando yo".

"Pedimos que se termine esto, están matando mucha gente inocente. Tengo mi hija internada y a esa hora tengo que andar con mi nietita. Es un peligro para la gente que está sentada afuera. Por todos", rogó una de las vecinas consultadas.