El Tribunal Federal Oral Nº 2 de Rosario condenó a 15 años de prisión por narcotráfico a Esteban Alvarado, que sumó así una nueva condena tras la que había recibido recientemente de parte de la justicia provincial. La novedad es que se trata del primer fallo por tráfico de drogas en su contra, tras mucho tiempo en el que pese a estar sospechado de ser líder de una banda narco, no había sido enjuiciado por ese tipo de delitos.

Para el fiscal federal Fernando Arrigo, que estuvo a cargo de la acusación, esto pasaba por tratarse de "un tipo de organización compleja que aleja al organizador del hecho propiamente dicho". Además, recordó la responsabilidad de funcionarios de la policía provincial en la falta de pruebas. Varios agentes y jefes policiales ya fueron condenados en la justicia provincial por sus vínculos con Alvarado, pero ahora se se les podrían abrir nuevas causas por narcotráfico en el ámbito federal.

La lectura del veredicto fue sumamente breve. Con los tres jueces sentados debajo de una figura de Jesús crucificado en el viejo edificio de los Tribunales Federales de Boulevard Oroño, el acto propiamente dicho duró apenas dos minutos, tras demorar toda la mañana en la preparación de la sala. Además se hacía a la misma hora una nueva audiencia por el caso Franco Casco y el fiscal Arrigo debía estar presente también allí, por lo que apenas finalizada la audiencia por Alvarado, cruzó de sala para continuar con el caso del pibe que se sospecha fue muerto por la policía provincial.

Para completar la postal del estado de cosas en la justicia federal, los fundamentos del fallo no se leyeron hoy ya que no hubo tiempo de redactarlos: es que dos de los tres magistrados del juicio contra Alvarado están subrogando un Tribunal más cada uno, además del propio. Entonces avisaron que ese documento recién estará listo el próximo 26 de junio.

Entre tanto el fallo del Tribunal fue dividido: Ricardo Vázquez y Eugenio Martínez votaron a favor, mientras que Omar Paulucci pidió la absolución del acusado por "el beneficio de la duda". El condenado escuchó la sentencia en su contra desde la cárcel de Ezeiza. Y minutos antes había tomado la palabra para declararse inocente y pedir a los jueces que "no se dejen llevar por la presión mediática y periodística". Además, Alvarado planteó que en los muchos allanamientos que se le hicieron, nunca le encontraron "ni un porro". En este sentido, el fiscal Arrigo aseguró: "La propia estructura de la organización colaboró para que pase eso. Pero además tenemos que explicar -y no deja de ser doloroso- que funcionarios pertenecientes a la policía de Santa Fe tuvieron mucho que ver con la falta de pruebas. En los búnkeres, por ejemplo, hay testimonios de cómo la propia policía ubicaba a menores de edad. A eso hay que investigarlo"

"Alvarado se rodeó de un montón de personas físicas y jurídicas. Una de las características que vimos acá es la existencia de un conglomerado empresarial y de personas con roles determinados de cada una. Me hizo acordar a investigaciones que tuve en las causas del Austral Bank o del Banco Mayo, por el nivel de complejidad de la organización. Por eso quiero destacar el aporte de PSA, Gendarmería y del MPA, el trabajo conjunto con el fiscal Schiappa Pietra. Porque había que vincular escuchas telefónicas con documentación secuestrada y con testigos, para encontrar un hilo conductor. Es lo que llamamos 'prueba compuesta', con el organizador lejos del delito propiamente dicho", habló Arrigo con la prensa.

Al explicar cómo se llega a producir una prueba con un esquema de funcionamiento criminal como el de la banda de Alvarado, graficó: "Yo pongo el ejemplo del juego ese de chicos de dibujar una figura, el de los puntitos con un número al lado. Ver los números y los puntos, no te dice nada. Alejás la vista y tampoco. Pero si establecés un orden lógico, que es el número de cada puntito, aparece el dibujo. Ese dibujo era la organización y la línea de puntos era Alvarado. Y por su forma de relacionarse con una organización con un fuerte tinte violento, no existía ninguna posibilidad de que alguien hiciera algo sin su conocimiento o que él no quisiera".