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Colombo. La cifra de víctimas mortales en los atentados que este domingo sacudieron a Sri Lanka ascendió a 290, según informaron fuentes oficiales, al tiempo que precisaron que se comprobó la participación de atacantes suicidas que se inmolaron en los ataques más sangrientos de la historia del país.

El vocero de la Policía, Ruwan Gunasekara, informó durante una nueva conferencia de prensa la muerte de 290 personas en los atentados en serie en iglesias católicas y hoteles de la capital y otros puntos del país. El funcionario informó también que son 24 las personas que fueron detenidas por su presunta vinculación con los ataques y que ahora permanecen bajo custodia policial.

Por su parte, en otra conferencia de prensa realizada en Colombo, capital de Sri Lanka, el ministro de Salud, Rajtha Senraratne, aseguró que "la mayoría fueron ataques suicidas". "En base a eso estamos llevando a cabo redadas y arrestos y también se han identificado y realizado redadas en sus lugares de entrenamiento", dijo Senraratne.

Adelantó que las investigaciones apuntan a que los devastadores ataques pudieron ser planificados con la ayuda de una red internacional, teniendo en cuenta el entrenamiento de los atacantes, y el uso de explosivos de tal magnitud, informó la agencia de noticias EFE.

"No creemos que una organización pequeña de este país pueda hacer todo esto. Estamos investigando el apoyo internacional y otros vínculos", dijo el ministro, al tiempo que se preguntó: "¿Cómo se formaron los atacantes suicidas? ¿Cómo se produjeron bombas como esas?".

La serie de ataques se inició este domingo de manera simultánea al rededor de las 08.45 hora local (02.45 GMT), con potentes explosiones en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y una tercera en la oriental ciudad de Batticaloa, donde se realizaban misas por Domingo de Resurrección.

Las explosiones continuaron horas después con una séptima detonación en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoo de Dehiwala, a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.

Las autoridades locales vincularon las dos últimas explosiones, en las que murieron cinco personas, entre ellas tres policías, con el posible intento de huida de los atacantes implicados en los atentados.