El Centro de Salud Provincial Nº 3, en el barrio 7 de Setiembre, amaneció este jueves devastado por el paso de intrusos que causaron destrozos y pérdidas de medicamentos, además del robo de instrumentos y herramientas para el trabajo médico. El panorama que descubrieron los trabajadores de ese efector público fue desolador, al punto de tener que postergar la atención hasta que pudieron poner algo de orden en el edificio vandalizado.

El centro de salud está en el barrio hace 30 años, y desde hace nueve se encuentra emplazado en Martínez de Estrada al 8000, en el confín de este barrio del noroeste rosarino. Atiende de manera gratuita a todo el vecindario de esa zona y de otras cercanas. Sin embargo, quienes protagonizaron el robo se ensañaron con un notorio nivel de malicia contra "la salita", como le dicen al efector, situado frente al complejo deportivo municipal del barrio.

Destrozos en los consultorios, saqueo de instrumental médico, matafuegos disparados sobre las camillas hasta quedar vacíos, y medicamentos echados a perder por interrupción de la cadena de frío, fueron algunas consecuencias de los vándalos.

En diálogo con Rosarioplus.com, Brenda Sáenz, una de las médicas que atiende a diario en el 7 de Setiembre, lamentó: "No se sabe cuánto se va a tardar en recomponer el normal funcionamiento del espacio. Los primeros en ingresar al lugar a las 7 de la mañana encontraron todo en pésimas condiciones. Por todos lados encontraron cosas rotas, detergente derramado, cosas tiradas en el piso", detalló. 

Los intrusos accedieron al edificio a través de una pequeña ventana, y por allí mismo sacaron el botín y escaparon. "Se llevaron las cosas que pudieron sacar por una ventana mínima, que es la misma por la que entraron ya que la puerta de ingreso no estaba forzada. Robaron cuatro monitores, un par de gabinetes, una lámpara halógena de odontología y un monitor fetal", enumeró la profesional, a lo que agregó que "tampoco fue un robo con conocimiento porque en el caso de la lámpara halógena, se la llevaron sin la batería, con lo cual queda inutilizable". 

Las autoridades sanitarias atribuyeron el suceso a un hecho vandálico que a menudo suele golpear en espacios de atención pública. Sáenz sopesó que la pérdida más difícil de recuperar sean las historias clínicas de los pacientes, archivadas en una de las computadoras sustraídas. También lamentó  la pérdida de fármacos: "Dejaron una heladera abierta en la que se almacenaban medicamentos, con lo cual se afectó la cadena frío y quedaron inutilizables, como algunos retrovirales para pacientes con VIH que ya no sirven", dijo la médica.