El juez federal nº 3 Carlos Vera Barros procesó este lunes a los 30 policías implicados en la desaparición y muerte de Franco Casco, cuyo cadáver apareció flotando en el río en octubre de 2014, luego de haber sido detenido en la comisaría 7ª veintidós días antes. Además, la mitad de los acusados queda en prisión preventiva, entre ellos el personal de la Dirección de Asuntos Internos de la Policía provincial, y las principales autoridades de la seccional de Cafferata al 300, donde la víctima fue vista por última vez.

Según informaron desde el equipo jurídico de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, todos los policías y funcionarios fueron procesados como "autores/coautores y/o encubrimiento de la desaparición forzada de Franco Casco".  De los acusados, quince seguirán detenidos y a los otros quince el tribunal les otorgó el beneficio de la excarcelación mientras esperan el juicio oral y público.

Entre los detenidos se encuentran el titular de la Dirección Provincial de Asuntos Internos, Aníbal Candia, el inspector de la misma área, Sergio Damián Pieroni, el Suboficial Carlos Ríos y dos agentes de apellido Císcaro y Escobar.

También, entre los policías que quedaron tras la rejas se encuentra el comisario Diego Álvarez, jefe de la Comisaría 7ma cuando mataron a Franco y el oficial auxiliar César Acosta, empleado de la misma seccional.

Franco Casco, un albañil de Florencio Varela, llegó a Rosario a fines de septiembre de 2014 a visitar a familiares. El 6 de octubre se despidió de su tía para regresar a la estación porteña de Retiro, a la que nunca llegó. Tras 23 días desaparecido su cuerpo fue encontrado muerto por la Prefectura en la costanera central rosarina del río Paraná.

La autopsia determinó que había sido arrojado ya muerto al agua, por lo que la principal hipótesis del caso es que fue asesinado a golpes en la comisaría, el último lugar donde se lo vio con vida.