La imputación por homicidio simple con dolo eventual, de Germán Schoeller, el hombre que el 20 de marzo pasado embistió a David Pizzorno, su esposa Cintia, y su hijo Valentino, de 8 años; se basó en un testimonio clave que confirmó la hipótesis de la Fiscalía: los dos acusados corrían una picada.

Este miércoles, la fiscal Valeria Piazza Iglesias, aclaró que el testimonio del hombre que acompañaba al primer imputado en la investigación, Pablo Mancini, sirvió para fortalecer la carátula de la causa.

“Es una declaración muy importante para nosotros porque podemos acreditar que se estaba corriendo la picada, que (Pablo) Mancini sabía perfectamente lo que estaba haciendo y en ese contexto es sumamente importante, porque el acompañante se lo advirtió e hizo caso omiso”, explicó la fiscal.

Según la funcionaria policial, el testigo clave, que pasó a considerarse víctima por daños psíquicos que podrían ser irreversibles, le suplicó a su amigo antes del choque: “¡Pará! ¡Que nos matamos!”. 

“(Este hombre) sube como acompañante sin imaginar lo que iba a ocurrir después. Él se sube con la idea que va a ir a jugar a la Play y el contexto fue otro. Empieza a advertir que Mancini empieza a acelerar y la aceleración es cada vez más profunda y le pide que pare, que desacelere”, contó la fiscal.

Este testimonio refuerza también el relato de los otros amigos que seguían a Mancini y a Schoeller y que señalaron que en cuestión de segundos, les sacaron unos 200 metros de ventaja.

“Es diferente la declaración de este testigo en relación a los otros amigos del grupo que vinieron a declarar porque ellos estaban en otro auto, pero este chico iba adentro del auto (de M.)”, destacó.