Un megaoperativo desplegado por la Policía Federal y Prefectura permitió dar con un joven señalado como autor de la balacera a la Parroquia María Reina de barrio Larrea. El muchacho, de 25 años está acusado de disparar contra ese edificio en un intento de amedrentar al cura Juan Pablo Núñez, quien desde su lugar lucha contra las bandas que venden droga en la zona. Sin embargo, hubo alguna discrepancia con el Ministerio Público de la Acusación (MPA) desde donde niegan vínculos del joven con el episodio.  

Los múltiples allanamientos culminaron con la detención del principal sospechoso y de otras quince personas vinculadas a la investigación. Finalmente quedaron sólo dos personas a disposición de la Unidad de Crisis Institucional que en teoría habrían concretado el hecho en una moto. Las balas impactaron contra la fachada de la iglesia y de la escuela Pablo VI.

"Hasta el momento a ninguno de los dos se los pudo vincular con el hecho (balacera) contra la Parroquia María Reina", afirmaron desde la Fiscalía Regional Rosario. Más cauta de la versión de las fuerzas federales que lo señalaron como el autor.

Junto con los 16 detenidos se secuestraron dos armas de fuego, 37 municiones, un cargador 9 milímetros, 320 gramos de marihuana, tres envoltorios de cocaína, dos balanzas de precisión, celulares, pendrives, tablets, computadoras y dinero en efectivo.

 

“El intento de amedrentar a un párroco que denunció búnkeres de drogas en la zona es muy grave. Hoy se dio un paso más en la lucha contra las mafias”, celebró el diputado nacional Lucas Incicco tras la detención del responsable del ataque.

En tanto, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich remarcó que “no vamos a permitir que los grupos violentos se manejen con impunidad, vamos a ir hasta las últimas consecuencias para erradicar la violencia y llevarle tranquilidad a la gente”.

Un barrio en jaque

Momentos después del ataque, hace poco más de un mes, el sacerdote Juan Pablo Núñez contó en Sí 98.9 cómo se vive en barrio Larrea y qué piensan los vecinos sobre las bandas que allí se imponen violencia de por medio. 

El cura dijo en aquel entonces que "as balaceras acá son habituales y los tiroteos se escuchan constantemente". Las amenazas despertaron a toda la comunidad religiosa y hasta el propio arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, se vio obligado a reclamar a las autoridades mayor seguridad.

La escuela Pablo VI, situada en México entre José Ingenieros y Génova, fue uno de los blancos del ataque narco. Allí concurren a diario unos 1100 alumnos.