La violencia armada en Rosario se cobró en las últimas horas otra vida más, y suman ya más de 135 homicidios en lo que va del año. Pablo Maciel, de 41 años, murió este martes a la noche en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde estaba internado desde el sábado, luego de haber sido baleado a quemarropa en un ataque donde también resultó herido un niño.

Maciel fue emboscado por un par de pistoleros que el sábado llegaron hasta un pasillo de 27 de Febrero al 7400 y avanzaron hasta su casa. Maciel advirtió su hora final y trató de escabullirse de las balas, pero los intrusos, sin mediar palabra, le acertaron un balazo en el rostro y se marcharon.

Entre los disparos que los sicarios prodigaron, uno impactó en la pierna de un nene de 10 años, involuntario testigo de la agresión. Está internado en el Hospital Víctor J. Vilela, en estado reservado pero con evolución favorable.

Esta causa, que ahora trocó en homicidio, es investigada por el fiscal Adrián Ferlazzo.

Más balas

Al promediar la tarde del martes, otro ataque a balazos tuvo como escenario una gomería de Provincias Unidas al 900 bis, en barrio Larrea. El blanco fue un joven de 30 años que resultó herido en una pierna y en un hombro. Del autor de los disparos, nada se sabe por ahora.

No fue el único tiroteo de la crónica policial. Entre la medianoche del martes y los primeros instantes del miércoles, arreciaron balazos sobre una vivienda de Garzón al 100, de barrio Ludueña. Le acertaron cinco disparos a un hombre de 46 años, identificado como G. J., quien tiene domicilio en Villa Corrientes, pero se encontraba en esa casa donde sus enemigos lo encontraron.

Fue derivado al Heca en grave estado.