“Fue un ataque sumamente desordenado, sin demasiada logística, sin sofisticación”, describió el ministro Pullaro con la premura  de una conferencia de prensa incómoda, para luego completar con que “parecería más un arrebato de matón que algo premeditado”.

Este arrebato de violencia se materializó en medio de una autopista atestada de vehículos, a unos 100 kilómetros por hora, cuando un Bora y una camioneta empardaron a los furgones del Servicio Penitenciario que llevaban a los acusados, bajaron las ventanillas polarizadas y de un tirón de diez segundos balearon a los vehículos para vengarse de quienes entienden que mataron a su ex líder, el Pájaro Cantero. Esto sucedió pero la hipótesis del móvil no fue la única.

Cuando el martes por la tarde los Whatsapp traían y llevaban información sobre el hecho, la hipótesis de un intento de fuga del Pollo Bassi, es decir, laderos que lo rescataban de las manos de la Justicia, se barajó por un rato. Hipótesis movilizada por las ganas de que algo cinematográfico ocurra más que por datos fehacientes. Al otro día, el propio Pullaro afirmó que el hecho se pretendió cobrar la vida de los detenidos, desechando la opción de la fuga.

Más allá del móvil de ataque, la escena no hubiese cambiado en algunos puntos. En ambas situaciones los atacantes fracasaron. Ni los mataron, ni se fugaron. En ambas hipótesis los autos se pusieron a la par de los furgones, bajaron la ventanilla, gatillaron y desaparecieron. 

En ambas, un joven pintor volvía de trabajar con su padre en el Expreso Andino, lo codeó y señaló el movimiento de las furgonetas de la mano de enfrente, y después sintió el ardor en las costillas, el aturdimiento, la falta de aire. Algo raro sucedió allá afuera, una piedra o una bala, no lo supo entonces pero se mantuvo tirado sobre su padre que lo contuvo. "No alcancé a ver el tiroteo", dijo luego Alejandro al salir del hospital. 

Esposados y sentados sin margen de maniobra, viajaban en la parte trasera de la furgoneta los acusados de ultimar al Pájaro Cantero (Milton Damario y Macaco Muñoz) y el presunto instigador del hecho, el Pollo Bassi. En menos de una semana leerán su sentencia, y es probable que se la pasen haciendo cruces en un calendario por mucho tiempo.

Es que una hora atrás, la Fiscalía había pedido perpetua para los primeros, y 22 años para Bassi. Aún lo estaban digiriendo cuando empezaron a entrar balas desorientadas durante diez segundos eternos. Algunos cuerpos sangrando, y todos desconcertados. Arrebato de matones, se dijo al otro día. Más allá de todo, sólo ellos saben si se persignaron o ilusionaron en ese momento.