Este lunes se conoció finalmente el veredicto para los ocho rugbiers que terminaron con la vida del joven Fernando Baez Sosa en la salida del boliche Le Brique el 18 de enero de 2020 en la localidad balnearia de Villa Gesell, en que cinco de ellos tuvieron condena a cadena perpetua y otros tres como partícipes secundarios.

Los acusados Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Luciano Pertossi (21) y Ciro Pertossi (22) fueron condenados a la prisión perpetua como coautores con alevosía de homicidio doblemente agravado.

Máximo Thomsen tuvo una primera pelea en el boliche con Báez Sosa, la que le valió la expulsión del boliche. Son varios los videos en los que se lo puede ver pateando a Fernando mientras estaba en el piso. Varios testigos, entre ellos Tomás Bidonde y Lucas Filardi, aseguraron haberlo visto dándole “puntinazos” y “pisotones”.

La prueba clave en su contra llegó a través de una pericia scopométrica -técnicas de observación y medición, aplicadas a comparaciones entre dos o más objetos-, la cual concluyó que la marca de una pisada en la cara de Fernando se correspondía con el calzado que el rugbier llevaba puesto la madrugada del crimen, "sin posibilidad de error de que fuera de otra zapatilla”, dijo la perito Haydeé Almirón en referencia a las Cyclone negras que, además, tenían sangre de la víctima.

Ciro Pertossi fue uno de los primeros en abordar a la víctima “mientras estaba de espaldas y en estado de indefensión”, según la fiscalía, que confirmó que "golpeó a Fernando por su flanco derecho. A la vez que (Enzo) Comelli lo hizo por el izquierdo”, coincidieron en sus alegatos.

También caen sobre él registros fílmicos, donde se ve cómo, minutos antes de la golpiza, le dio su buzo a Juan Pedro Guarino. “Un claro indicio de que se iba a pelear”, sostuvo Facundo Améndola, uno de los abogados representantes de los Báez Sosa. En otro video quedó en evidencia cómo “se chupó los dedos para evitar que la Policía descubriera que tenía sangre de Fernando en las manos”, agregó el abogado.

Además, constan en la causa los audios y mensajes que envió desde su celular poco después en la madrugada. “Chicos de esto no se cuenta nada a nadie”, dijo en el grupo de WhatsApp, “Delboca3″, integrado por todos los imputados. A eso se suman las búsquedas efectuadas en Google, entre las 6.21 y las 6.22 y entre las 10.16 y las 10.17 del 18 de enero de 2020. “Pelea en Villa Gesell”, escribió Pertossi en el buscador después del crimen. Hay, también, un mensaje enviado porWhatsapp: “Machu (Máximo) y Enzo mataron a un pibe”. También, en el jean que usó esa noche había sangre de Báez Sosa.

A Enzo Comelli se lo acusó de haber “noqueado” a la víctima. “Agredió a Fernando al unísono con Ciro Pertossi. Él llegó por el flanco izquierdo: es asombrosa la coordinación para pegarle en el mismo momento. Excepcional forma de abordaje. Existió entonces una planificación”, dijo Améndola, quien subrayó que varios testigos lo reconocieron en la rueda, que golpeó a los amigos de la víctima y luego se sacó fotos al final del hecho.

Sobre Matías Benicelli, las pericias determinaron que en tres de sus prendas había ADN de Fernando Báez Sosa: jean, camisa y una de sus zapatillas Nike. Paralelamente, el jefe de seguridad de Le Brique al momento del hecho, Alejandro “Chiqui” Muñoz, lo reconoció como quien le pegó una patada a la víctima “y que no se levantó nunca más”. 

Otro de los testigos dijo que lo escuchó decirle a Fernando: “Negro de mierda, vamos, mátenlo”, mientras que una testigo del hotel Inti Huasi, declaró que lo oyó jactarse: “Le rompí toda la jeta”. Un video lo muestra abrazando a Luciano Pertossi tras el hecho.

Sobre Luciano Pertossi, en el pantalón de gabardina gris que llevaba puesto aquel día había manchas de sangre de Fernando. Aunque él mismo se desmarcó en uno de los tres videos de la pelea, la querella de los Báez Sosa lo acusó de haber participado “activamente del ataque”. Además, fue identificado por los testigos Federico Raulera y Federico Tavarozzi: este último dijo que lo vio “revoleando piñas y patadas a todo lo que se le cruzaba”.

Su accionar también quedó expuesto en uno de los registros fílmicos de la golpiza donde se lo ve acercarse a Fernando de forma agachada, como si le dijera algo. Eso sumado a que Améndola en sus alegatos precisó: “Así como Ciro le dio el buzo a Guarino para que se lo sostenga para pelear, él le dio la billetera”.

Los imputados como partícipes secundarios

Los tres imputados restantes Ayrton Viollaz (23), Blas Cinalli (21), Lucas Pertossi (23), fueron vistos como participes secundarios del homicidio doblemente agravado, con penas de 15 años de prisión efectiva.

Sobre la participación de Ayrton Viollaz, la fiscalía precisó que fue quien dio la orden de empezar el ataque: “‘Es ahora, es ahora’, gritó cuando constató que la policía se retiraba del lugar”, coincidieron. En los videos exhibidos al final de los alegatos, el abogado Fernando Burlando identificó a Viollaz “a escasos centímetros de Fernando Báez Sosa”. Además, varios testigos, entre ellos, Julián García y Lucas Begide, lo marcaron como quien impartía gritos de temor.

Sobre Blas Cinalli, se confirmó que había ADN suyo debajo de la uña del dedo meñique de la mano izquierda de Fernando. Y al igual que Ciro Pertossi, los mensajes que mandó aquella madrugada después del crimen lo dejaron expuesto. “Nos pelamos contra unos chetos, los rompimos jajaj”; “Creo que matamos a uno”; “Alta noche. Nos vamos al centro a premiar”. 

“No hubo un solo mensaje ni una actitud posterior de uno de los acusados que demuestre un tipo de arrepentimiento. Al contrario: se regocijaron”, consideró Améndola.

Finalmente Lucas Pertossi registró el inicio del ataque con su teléfono. “Al escuchar la orden (de Viollaz), comenzó a grabar el video. La secuencia es corta porque dejó de filmar y guardó el celular para sumarse a la pelea. Algunos testigos lo identificaron de pie junto a Fernando y golpeando a los amigos”, apuntaron los fiscales y el particular damnificado. Tras la golpiza, Lucas Pertossi volvió al lugar del hecho y envió un audio a sus amigos diciendo: “Estoy acá cerca de donde está el pibe (...)". Y fue quien luego culminó diciendo la palabra "Caducó”.