Tras conocer la sentencia a cadena perpetua este viernes, la principal testigo de la banda de Esteban Lindor Alvarado, Mariana Ortigala, se mostró conforme con la Justicia, aunque mostró preocupación por su propia vida ya que el líder se encuentra en una cárcel común, y reclamó que la causa avance ahora sobre los vínculos con funcionarios, entre los que mencionó a la vicegobernadora Alejandra Rodenas y el senador Armando Traferri.

 “Súper contenta con la sentencia a perpetua. El fallo me hace feliz porque él lo merece, pero la sociedad necesita que a él lo aíslen porque si sigue en un pabellón con celulares y con su gente el problema será peor porque va a perder los parámetros de resguardo desde su celda, no le va a importar matarme a mí o a un fiscal”, analizó Ortigala, una ex miembro de la banda junto a su hermano que dio testimonio clave sobre cómo operaba.

Mariana Ortigala sobrevivió a una ráfaga de 35 balazos que la sorprendió en abril de 2020 cuando llegaba a su casa en Roldán. Tres disparos la hirieron, pero vivió para contarlo. Alvarado fue quien ordenó ese ataque, y desde entonces vive como testigo protegida, aunque este viernes se hizo presente en la última audiencia del juicio.

En diálogo con la prensa en el Centro de Justicia Penal, Ortigala destacó: “Lo importante es que ahora lo aíslen porque él está en una cárcel común con toda su banda y con celulares, y nuestras vidas corren peligro”.

Junto a su hermano Rodrigo, Mariana recordó que desde hace 10 años venían denunciando “en la Justicia federal de Buenos Aires y de Rosario, y nunca se hizo nada. Esas denuncias se archivaban o comunicaban a Esteban”, y es por eso que destacó el trabajo de los fiscales provinciales Matías Edery y Luis Schappa Pietra: “Son los primeros que trabajaron seriamente para condenarlo”.

Fue entonces que arremetió contra el poder político: “Falta la pata política-estatal que es la más importante, porque si siguen resguardándolo desde arriba va a ser muy complejo. Se nombró a Rodenas, yo creo que es Traferri, debe haber gente más arriba que yo desconozco”.

Aseguró que después de tantos años de haberlo denunciado, “a Esteban no le tengo miedo, pero sí al entorno. Hoy cualquier chico se acerca y te mata, y ya me acostumbré a vivir así”. Y consultada sobre sus condiciones de vida recordó crudamente: “Yo tenía un estudio jurídico que tuve que cerrar, me mudé tres veces con mi familia, y tengo un sistema de custodia que es muy difícil vivir así. Tener a alguien así de enemigo te quedas sin vida”.