Cara de Goma esperaba en su camioneta S-10 en la puerta de los monoblocks donde vivía en Tarragona al 1200 cuando recibió los tres tiros que pusieron fin a su vida. En esa misma camioneta, allegados atravesaron la ciudad a toda velocidad e ingresaron al Heca por donde lo hacen las ambulancias. Siguieron la flecha que lleva a la sala de emergencias, de ahí a la guardia, de ahí al quirófano donde finalmente falleció.

En el trajín, varias personas comenzaron a llegar al hospital alertados por los hechos. Cerca de las 20 los pasillos se llenaron de personas que preguntaban por el estado de salud, si era muy grave, si zafaría.

Afuera, por calle Crespo, un núcleo de hinchas con la camiseta de Rosario Central hacía foco en la especulación, quién podría haber sido, a quién respondía el certero disparo que atravesó el corazón de quien fuera mano derecha del barra de Central Andrés “Pillín” Bracamonte. Que eran dos pibes, que eran tres en un auto, o en una moto. Nada concreto.

A medida que la noticia se expandía en el barrio, las camisetas auriazules llegaban a la puerta del Heca, muchos identificados con la barra del club de Arroyito. Un patrullero de la policía santafesina llegó a custodiar el lugar, mientras que una unidad de la Policía de Investigaciones ingresó al nosocomio.

En el momento de mayor tensión, trascendió que los médicos lograron reanimarlo pero poco después la noticia se desinfló. Con los minutos la cuestión se puso densa, no querían nada de prensa preguntando o filmando en ese momento de incertidumbre. Los rumores corrían aunque sin certezas, todas suposiciones. 

Cerca de las 21.30, Navarro no soportó más y falleció en el quirófano. Las expectativas se derrumbaron y estallaron los gritos, los insultos y algunos golpes contra lo que estaba al alcance se multiplicaron.