La balacera que sufrió el vicepresidente de Newell’s, Cristian  D’Amico, este miércoles por la noche tras una persecución mientras conducía su camioneta junto a su hijo, es el último pico de violencia en el marco de la disputa que la interna de la barra leprosa ha declarado contra la nueva dirigencia del club del Parque. Eso y no otra cosa es la pista que sigue la Policía de Investigaciones. Por el momento, el origen de la animosidad de los barras es confuso, pero mientras tanto la escalada de la violencia no cede y preocupa por su frecuencia.   

Los episodios que se han ido acumulando desde que la dirigencia liderada por Eduardo Bermúdez asumió a mitad de año, marcan claramente dos aspectos: una disputa interna entre los mismos barrabravas por el poder del paravalanchas que dejó cuatro hombres asesinados, y por otro lado el amedrentamiento contra la propia dirigencia.

Las hipótesis sobre este último punto se mantienen en el ostracismo, pero mantiene el nivel de virulencia a medida que pasan los meses. Vale recordar los dos atentados contra el edificio del vicepresidente leproso Claudio "Tiki" Martínez, la detonación de un artefacto explosivo en la puerta 4 del club que destrozó parte de las oficinas, y el ataque de anoche contra el vicepresidente segundo. Tampoco es claro qué facción de la barra es la que ha emprendido los ataques o si se trata de un acto conjunto. 

Según el  jefe de la Policía de Investigaciones (PDI), Daniel Corbellini, se trató de un atentado ya que "fue directamente hacia su persona". Y otro calificativo pareciera no caberle, ya que el vehículo persiguió a D’Amico por casi 10 cuadras hasta que le asestó 20 balazos contra la Chevrolet S-10, dos de los cuales acertaron en la luneta trasera y pudo haber liquidado a D'Amico o a su hijo. Lo cierto es que por el momento no se sabe si fue mala puntería, lo que le daría lugar a la amenaza. Aunque el mismo Corbellini afirmó: "Disparar con un arma de fuego hacia un vehículo, hacia la humanidad de la persona que conduce, más su hijo que iba adentro, eso no es para amedrentar. Fue un ataque directo hacia la humanidad de D'Amico".

Cuando explotó la granada el pasado 27 de septiembre, el propio D'Amico aclaró que la dirigencia "no iba a aflojar" y luego dio su versión sobre la situación que acorrala y desgasta a la cúpula leprosa. “Hay intereses para que se tape todo lo bueno que se está haciendo en el club. Acá hay gente interesada en que a Newell's no le vaya bien", explicó.

D'Amico tendría un vínculo estrecho con Claudio "Tiki" Martínez, secretario de la entidad rojinegra cuyo domicilio fue atacado a tiros en agosto. Un cambio profundo en la manera de proceder por parte de la dirigencia hacia los barras, la aplicación del derecho de admisión para 80 barras entre cabecillas y segundas líneas por parte de la Justicia y el Ministerio de Seguridad, o hasta supuestas promesas incumplidas, son ejes que podrían explicar este fenómeno que parece estar dispuesto a hacer sangrar a más gente.