En la cuarta jornada del juicio contra el narco Esteban Alvarado y sus cómplices destacó la declaración de otro testigo clave. Claro que la presentación del testimonio fue post mortem: se trata del mecánico Carlos Argüelles, asesinado en setiembre del año pasado en su taller de Garay al 3500. Había grabado para Fiscalía estos dichos que complicaron con contundencia la posición de Alvarado y su banda, sobre todo porque lo contó como alguien que estuvo adentro de la organización criminal. Lo más impactante fue la enumeración de unas 40 personas a las que Alvarado tenía por objetivo mandar a matar. Varias de esas personas fueron, en efecto, asesinadas.

Argüelles develó la lista de objetivos a eliminar que tenía Alvarado, supuestamente, y de allí destacó el nombre del diputado provincial Carlos Del Frade. "Siempre quiso asesinarlo. Me lo contó a mí, no es un chisme de barrio”, reveló el mecánico en su testimonio. Y le sumó otro dato impactante: había pensado en secuestrar al hijo del ex ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro. 

En el relato, también reveló la previa al crimen del prestamista Lucio Maldonado, endilgado al propio Alvarado. "Él iba a tomar mates al taller, obvio, era su galpón y me dijo textualmente 'el día que maten al gordo Lucio se va a armar un bolonqui bárbaro'. Yo no sabía quien era Lucio Maldonado, aunque tengo amigos en común con esta persona, (Alvarado) ha matado a tanta gente que no me sorprende que me diga que va a morir tal persona. Él no mata porque si ve sangre se desmaya, por eso manda a matar. Por eso manda a matar siempre. Y él me dice esto “el día que maten al gordo Lucio se va a armar un bolonqui bárbaro”, se escuchó este jueves en la sala de audiencias del Centro de Justicia Penal.

De "Alita, merca y faso" a la marihuana voladora en la cancha de Central

Argüelles empezó vinculándose a Esteban Alvarado por sus conocimientos de mecánica. Y en una primera etapa colaboraba con el acondicionamiento de autos robados, para ponerlos a la venta. En ese contexto, surgieron pormenores insólitos, como la explicación de las marcas que utilizaba su antiguo socio para sponsorear vehículos de competición. "En el '95, más o menos, tenía “Poncho Competición”.

Allí, el fiscal Matías Edery le preguntó: ¿Por qué la referencia al poncho?”. Y la respuesta fue: “Porque en el rubro nuestro, emponchar un auto es cambiarle a uno robado los vidrios, la cerradura, un pedazo de chasis de otro chocado y sacarlo como bueno. En otro momento, como sponsor de autos tenía una marca que era AMF Competición. Si le preguntabas, él te iba a decir 'Acolchados, mantas y frazadas'. Pero era 'Alita, merca y faso”.

En algún fragmento de la exposición, sin profundizar demasiado sobre el tema, Argüelles dijo: "En el pasado él se jactaba de haber hablado con Duhalde, que decía que Duhalde manejaba todo lo que tenía que ver con drogas en el país". También dijo haber compartido viajes a Paraguay con el presunto líder narco, "para contrabandear cigarrillos Rodeo". En esa época, por el año 2004 y según contó Argüelles sobre Alvarado, "su mamá estaba viva y no lo dejaba cambiar de rubro".

En los primeros días del juicio, se supo por información que dieron los fiscales que Alvarado fue visitado en la cárcel, entre otros, por el reconocido líder de la barra de Central, Andrés "Pillín" Bracamonte. No obstante, hoy Argüelles sorprendió con una confesión: "Al Pillín siempre lo quiso matar. Una vez me dijo que se le había escapado por cinco segundos". Y como anécdota vinculada de forma colateral al fútbol, apareció otra referencia, que de haberse concretado hubiera sido épica: “Quería pasar volando por arriba del Gigante de Arroyito y tirar 100 o 200 kilos de marihuana en la cancha, con el nombre de Pullaro. ¿Para qué? Para que lo echen”, relató Argüelles.

Carlos Argüelles, el testigo que habló antes de ser silenciado para siempre.
Carlos Argüelles, el testigo que habló antes de ser silenciado para siempre.

"¿Quién te dijo que quiero vivir tranquilo?"

En el testimonio, Argüelles dijo que en alguna oportunidad trató de detenerlo. “Esteban, dejá de matar. Esto va a ser ‘Ojo por ojo, diente por diente’ y no te vas a poder defender. Pero a él se le había salido la cadena. Cuando se separó de la mujer, se subió otra vez al colectivo de la noche, de traficar droga. Cosa que nunca había hecho mucho, eso de salir. Él siempre decía que las cosas malas pasaban de noche y por eso se iba a dormir a las diez de la noche. Yo le dije, que por qué no se iba a vivir a Brasil y vivía tranquilo. Él me dijo: ¿Quién te dijo que yo quiero vivir tranquilo? Yo le dije que a fin de año me quería retirar, que no quería que me maten a mis hijos, ni tener que trabajar con una ametralladora. Pero pasó lo de Lucio y ahora estoy acá”, narró el mecánico que finalmente murió asesinado delante de su pareja y de un hijo.

En otro tramo, Argüelles habló sobre cómo el acusado en el juicio acechó a Rodrigo Ortigala, un hombre que estuvo enredado en 2011 en un amorío con la entonces mujer de Alvarado, hecho a a partir del cual Ortigala empezó a ser atacado. 

"Si Esteban se enteraba que hablaba con Rodrigo (Ortigala) él me iba a matar. Así las cosas es responsabilidad mía lo que pasó, por eso lo cuento y me hago responsable de mis actos. Bueno, llamo a Rodrigo, yo tenía en mi taller un auto chocado de él. Hago contacto con él, nos juntamos en una estación de servicio de Córdoba y Avellaneda en donde Esteban me pidió que vaya a un lugar con cámaras, me pidió que vaya a una estación de servicio o lugar con cámaras y él necesitaba que haga una gesticulación y que gesticule con la boca como diciendo “no amigo como vas a decir eso” y eso sería el plan. Yo debía hacer la gesticulación y él podía usarlo como que tuve una conversación con Ortigala donde él participaría en el hecho de incriminar a Esteban en este homicidio. Yo le doy 10.000 pesos a Rodrigo Ortigala en donde esa plata era de Esteban para comprar un auto, un Fiat Palio, en donde acordamos que nos veríamos en 15 días para volvernos a ver". 

Según el testigo, esa segunda cita sería para "poder visualizar en qué auto llegaba porque en el primer encuentro, en la estación, no pude ver en qué auto llegó porque vinieron caminando. En el segundo encuentro sería donde podría ver la chapa patente y dársela a Esteban. En el segundo encuentro no logro ver el auto y vi un 208, anoté la patente y resulta que era un vecino. Él me dice que no era y que él se iba a encargar. Así el contrata a un detective privado y consigue todos los datos de Rodrigo Ortigala.

El fiscal Luis Schiappa Pietra quiso saber qué había pasado en ese segundo encuentro. Argüelles contó que se llevó a cabo y que él intentó inducir el gesto que Alvarado le había pedido. "Sí, lo hice, pero no soy Pablo Echarri", chanceó.

—¿Y de qué hablaron en ese segundo encuentro?

—Nada, le conté que empecé a leer a Facundo Cabral, y eso me cambió la vida, no hablamos mucho de Esteban. Bueno, con respecto al detective yo no lo conozco, él me dijo que lo había puesto, esa información me llegó por la chica esta y por él. Entonces ya concretan todo y tienen al chapa patente. El auto era un (VW) UP, y me dice: yo necesito que hagas esto: “Te voy a mandar un auto y tenés que ver que sea igual al de Rodrigo'. Así me mandaron un UP gris".

Argüelles confirmó que pintó ese auto sustituto como si fuera el de Ortigala, y con ese vehículo luego Alvarado mandó a balear la casa familiar de una empleada de Fiscalía que investigaba sus operaciones de lavado de dinero.

En este fragmento de su larga declaración, se conoció la parte más vinculada a los delitos que están sometidos a juicio. En el resto de la declaración, que duró más de tres horas, el relato brindó pormenorizada información sobre cómo Alvarado había ido armando "un verdadero imperio" en Rosario. 

La lista de asesinados

En la última parte de su declaración, el tono de Argüelles adquirió una profundidad dramática, mucho más cuando se lo escuchó sabiendo que quien daba testimonio luego fue ejecutado. Brindó una lista de 40 nombres de personas asesinadas y desaparecidas en Rosario en los últimos años, todas vinculadas al delito narco. Según su descripción, cada uno de esos crímenes fue encargado por Alvarado. El relato fue impactante y verosímil, con precisión en fechas y la relación de cada una de las víctimas con el crecimiento territorial y económico de la banda.

Aunque para los abogados de la defensa, son causas que no tienen nada que ver con lo que se juzga en estos días en el Centro de Justicia Penal. "Sirve para endulzar el oído de los jueces y montar un perfil del acusado, pero no son los hechos que tenemos que verificar si se cometieron. Para nosotros, el juicio todavía no empezó", le dijo uno de los letrados a RosarioPlus durante un cuarto intermedio. 

En las próximas jornadas, será citado numeroso personal policial involucrado con la investigación. Y en la semana siguiente a la del Carnaval, deberá acudir a la cita el ex ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro. Si las agendas del juicio coinciden, es posible que el mismo día se presente como testigo quien lo sucedió en el cargo, Marcelo Sain. Si se cruzan en el edificio del Centro de Justicia Penal, será una jornada "para alquilar balcones",