La cinematográfica escena entre Alvarado y un socio al que intentó matar
En el segundo día del juicio, se conoció una declaración de Rodrigo Ortigala, que dio un pormenorizado relato de su relación con el presunto líder narco, para el que los fiscales piden prisión perpetua y una multa millonaria. Fueron amigos, hasta que una infidelidad lo cambió todo
El segundo día del juicio a Esteban Alvarado, que se desarrolla en el Centro de Justicia Penal bajo un fuerte esquema de seguridad, se inició con la palabra de las defensas de quienes están acusados de haber participado del secuestro y posterior homicidio del prestamista Lucio Maldonado. En una misma línea, sus abogados negaron la acusación de Matías Edery y Luis Schiappa Pietra y dijeron que no existen razones para vincular al hecho a sus defendidos. No obstante, ayer los fiscales habían anticipado que cuentan con pruebas contundentes que irán exhibiendo a lo largo de las audiencias.
Pero lo más jugoso del día vino en la segunda mitad de la jornada, casi llegado el mediodía, cuando los jueces Alejandro Negroni, Patricia Bilota y María Isabel Mas Varela dieron la indicación de exhibir en la Sala 10 del CJP un video con la declaración de Rodrigo Ortigala. Se trata de alguien que fue allegado de Alvarado, hasta que un fuerte conflicto que los enfrentó. y que al cabo de varios años de aquella pelea que casi termina con una muerte, decidió presentarse como colaborador de la investigación contra su antiguo amigo.
El cuidado del testigo y los primeros contactos
El interrogatorio fue grabado el 18 de diciembre de 2021 como anticipo jurisdiccional de prueba, a modo de protección del testigo. Del mismo modo fueron registradas las declaraciones de Carlos Argüelles -que luego de dar testimonio ante la Justicia fue asesinado- y de la hermana de Rodrigo Ortigala, Mariana. En su caso, sobrevivió a un terrible atentado sicario con 27 disparos en marzo de 2020.
En la primera parte de la declaración que se pudo conocer de Ortigala, con preguntas siempre del fiscal Luis Schiappa Pietra, el testigo se presentó y fue explicando cómo inició su vínculo con Alvarado: "Trabajo en administración de propiedades y tengo un estudio jurídico, con mi hermana y mi mamá. Conocí a Esteban en 2005, lo crucé en un taller que frecuentaba en Provincias Unidas y Juan José Paso. Fui a comprar unos repuestos y ahí lo vi por primera vez. Mi amigo en ese momento me preguntó si sabía quién era y me dijo que era alguien 'con quien mejor no tener trato, porque todas las personas que estaban con él, terminaban presas o muertas'. En ese momento, pensé que era mejor no tener un vínculo. Pero después, lo empecé a ver de manera frecuente en ese mismo taller. Y a través de Carlos Argüelles, que también iba a ese lugar, empecé a relacionarme", explicó.
El recuerdo de Ortigala continuó con la explicación de las acciones con la que la banda ejecutaba el robo y venta de vehículos: "Argüelles estaba terminando una condena y venía los fines de semana a Rosario, a levantar autos. Esteban lo llevaba a Carlitos hasta un coche y él lo levantaba. Yo al principio no tenía contacto directo con Carlos, ya que Esteban no quería que lo tuviera. A mí me traían los autos que robaban del centro. Cuando cae detenido Esteban por un Duna que roban, él queda en la seccional 14. Y si bien yo no era amigo, lo voy a visitar ahí".
El testigo no recordaba con precisión la fecha en que sucedió aquel hecho, pero lo ubicó con una referencia climática. De esa manera, narró: "Esto debe haber sido a principios de 2006. Hacía muchísimo calor cuando fui a la 14, tiene que haber sido en verano. Después de 2006 a 2009, la relación con Alvarado fue poco y nada. Él tenía un lavadero en Pellegrini y Solís. Un día que fui a llevar el auto a lavar, veo que tenía una moto de agua. Y a los pocos días, habrá sido fines de 2008, nos fuimos juntos al río a probarla. Entonces, la relación ahí pasó a ser idas al río, ir a la cancha de Central y cosas de los autos. No sé si amigos, pero teníamos una relación. Cuando íbamos al río, conocí una casa que él tenía ahí. También ranchos y bares en el río. la casa que yo le conocí estaba en la entrada del Charigüé, frente al Paraná Viejo y otra cerca de la comisaría que está en la isla".
Luego, Ortigala se refirió al rol de cada integrante de esta banca en el robo de automóviles: "Carlos a Alvarado lo quería mucho. Y Alvarado a Carlos. Bueno, como con todo el mundo, lo quería mientras le sirva. Carlitos sabía desarmar y armar los autos robados. A un auto robado podés desarmarlo y vender las piezas, o emponcharlo, o hacer un auto mellizo que es copiar un auto que esté circulando. De mecánica y de soldar, sabía mucho. De los papeles, no. Eso no sé quién lo hacía"
Relaciones peligrosas
La primera parte del interrogatorio de Schiappa Pietra duró más de 40 minutos. Y de a poco iba llegando al momento clave, que el fiscal varias veces nombró como "el quiebre de la relación" entre el testigo y "Esteban". Ese punto de inflexión, con un relato casi cinematográfico, aparece cuando entra en escena Rosa Capuano, la mujer de Alvarado.
Así lo contó Ortigala: "Ella tenía un negocio de ropa. Y entonces a veces viajaba yo con Esteban a Flores o La Salada a comprar ropa, porque él tenía un problema de que se quedaba dormido. Su señora se llamaba Rosa. Y medio que empieza una relación con ella. Esto habrá empezado en noviembre de 2011, más o menos. Hasta ese quiebre de la relación que fue para el 10 de febrero de 2012, cuando él se enteró".
Enseguida, vendría la explicación de la bronca de Alvarado, previa mención al (posteriormente asesinado) Luis Medina: "Nosotros hablábamos mucho por Nextel. Yo estaba en la agencia por Pellegrini al 5600, que era de Medina. En realidad, Medina era la cara de la agencia de los dos, de Carlos y Esteban. Yo había dejado una Ford Sapora y un 207 para vender. Y me llama David, un pibe que conocía del río y trabajaba ahí, para que pase, que había vendido mi 207. Y me insisten con que me tenía que llevar una moto BMW. Yo como no sabía manejar motos, no la quise. Pero Esteban me insistía que al día siguiente tenía que ir a su casa en Fisherton, a buscar la moto. Lo veía muy insistente. Me repetía que teníamos que ir a la cancha juntos al otro día. Y el sábado, efectivamente, me llama y me pregunta si iba a ir a la cancha. Paso a buscar a mi señora por la granja que teníamos y ya ahí estaba todo mal, había problemas 'por el tema de Rosa'".
Era sábado 10 de febrero de 2012: "Me llama Esteban de nuevo, me pregunta si estaba con alguien y cuando le digo que estaba solo, me dice que venía a casa. Yo vivía en Tierra de Sueños 1, en Misiones al 800. Hacía un calor bárbaro, yo estaba limpiando la pileta. Viene Esteban con una Ecosport gris que tenía melliza, que yo sabía que la usaba para hacer cosas. Ya cuando lo vi venir, me imaginé algo raro. Tenía un parche, porque le habían pegado un tiro. Él me venía diciendo que me quería comprar la casa. Y enseguida me dice: 'Acompañame hasta un lugar'. Yo, medio perseguido por lo que estaba pasando, le pregunto adónde íbamos. Me responde que le iban a llevar una X6 para vender, que la íbamos a ver. Ni me vestí, fui en malla y ojotas. Salimos por la ruta 12, agarramos la 9 yendo a Funes y él miraba todo el tiempo el espejo retrovisor, como para ver si había alguien. En un momento, me dice que la camioneta hace ruido y la frena. Para el motor, saca una pistola y me dice: 'Vos sabés cómo es esto'. Ahí nos bajamos, empezamos a forcejear y en el medio él disparó varias veces. Los tiros salían para todos lados. Yo ahí pienso que no tengo más opción que matarlo. Pero también en medio de todo eso pienso que si lo mato, se me iba a venir encima toda la gente de Luis. Igual, ya había decidido que lo iba a matar, cuando veo que aparece una camioneta que primero pensé que era de la Policía, pero que después vi que era de algo de de seguridad privada de ahí de Roldán. Ahí lo único a lo que atino es a salir corriendo, le había manoteado la pistola. Me metí en un camino de piedras, descalzo y ensangrentado. A cuatro cuadras estaba la casa de mi hermana. Antes me encuentro una persona y le digo que me habían querido robar. A los cinco minutos llega toda la policía de Roldán".
La escena en la Comisaría
En la Comisaría de Roldán ese 10 de febrero, había mucha tensión: "Al rato llega mi hermana ahí a la Comisaría. Y Esteban llamaba al marido de mi hermana, para decirle que no se me ocurra decir lo que había pasado, porque éramos boleta. Para irnos, tuvimos que poner plata a la policía y que no se sepa la situación Ahí Esteban nos manda a Darío (alias el Oreja Fernández), que era el principal sicario que él tenía". En esta parte del relato, Schiappa Pietra decidió preguntarle cómo terminó "Oreja". "Después a él lo iban a asesinar, más adelante", le contestó.
"Yo no lo nombré a Esteban. Los policías lo que me dijeron fue que podía irme, pero que iba a tener que 'colaborar con los muchachos"', recordó Ortigala. Para irse, tuvo que dejar el arma, una Glock 40 que Alvarado "quería mucho", según explicó. Y detalló: "Más tarde se la devolvieron a él, porque él después se andaba regodeando de que la había recuperado".
Casa tomada
En represalia por haber tenido una relación con su mujer, Alvarado envía a uno de sus sicarios a quedarse con la casa de Ortigala: "Él manda a Darío a que tome mi casa, yo justo había perdido mi celular y había activado otro teléfono. Por eso agarro con mi esposa lo justo y necesario y me decido ir. Nos fuimos primero a San Nicolás y después a Córdoba. En eso recibo una comunicación al celular de mi señora de parte de Gustavo Ramos, que era el medio hermano de Esteban. Me dice que ahora mi vida 'tenía un precio'. Me pedía la lancha, la moto de agua y la casa. A la negociación la terminó manejando mi hermana. Y yo tuve que ceder a dejarle mi casa. Yo tenía unos perros, que habían quedado en la casa vacía. Y cuando va Darío, me llaman diciendo que le iban a prender fuego a los perros"
Alvarado le diría en ese contexto a su viejo socio que le cobraría muy caro la infidelidad en la lo había pescado con su compañera: "El problema mío había sido con Rosa, su señora. Él me dijo que no era la primera vez que le pasaba, que yo no era el primero. Y que no sé que me había creído yo, pero que había terminado ahí la historia. De entrada -me dice- la lancha y el auto que tenés en la agencia, te los tenés que olvidar. Este va a haber sido el polvo más caro de tu vida. Con esta guita, te hubieras garchado a la Cirio".
Finalmente, hubo una cesión de la casa y también una vuelta a la relación con Alvarado: "En dos meses termino entregando la casa. A Gisela la hacen firmar el boleto de venta de la casa, en un bar, se lo hizo firmar Claudio Tavella. Yo ya me había separado de ella, volvimos de Córdoba y nos separamos. Y después Esteban me manda a decir que ya lo que había pasado. Y que sigamos haciendo negocios juntos, con el tema de los autos. Yo igual sabía que iba a venir otro vuelto. Pero a Esteban nadie le decía que no".
La camioneta y la detención
Cuando Ortigola y Alvarado vuelven a tener negocios juntos, aparece una oferta para que el hermano de Rodrigo compre una camioneta que le ofrece Esteban: "Yo le decía a mi hermano que no la agarre, porque salía 50 mil dólares y no era fácil venderla. Hasta que él finalmente la toma, porque Esteban le insistía y mi hermano enseguida la intenta vender. Me pide que vayamos a Paraguay y San Juan a mostrarla, era muy cerca de la Comisaría 2da. Cuando llegamos, veo dos autos medio sospechosos y le digo a mi hermano que esos debían ser policías de civil, que nos teníamos que ir. Nos escapamos por calle Italia y a las pocas cuadras nos detienen, con un VW Polo de civil que se nos tira encima, con las cámaras de canal 3 y canal 5 transmitiendo en vivo. Yo tenía antecedentes viejos por robo de autos y quedé detenido. Pero esa vez no había ni bajado a tocar la camioneta. Eso fue en mayo de 2012, estuve detenido hasta diciembre".
La detención en el Pabellón de Alvarado
Ortigola queda detenido en la Jefatura policial, por calle Ovidio Lagos al sur de Rosario. "Yo estaba en el pabellón A. Ahí estaba también Gustavo detenido, el medio hermano de Esteban. Y ese pabellón era de Alvarado, porque eran todos conocidos de él. Ahí todos teníamos celulares y computadoras. Al otro día que ingreso, viene una persona grandota que le decían el Chaqueño. Me dice que es amigo de Esteban y que yo 'me había portado mal con él', entonces saca una faca y me quiere dar un puntazo. Yo le digo que ya había arreglado con Esteban, cuando me estaba por matar, trabo la puerta y no puede entrar. Entonces viene el guarda cárcel y dice que me tenía que ir de ahí, me mandan primero al Pabellón B y después al Evangélico".
Alvarado se despega de la agresión: "Mi hermana lo llama a Esteban a través de Carlitos y él le dice que a ese muchacho no lo había mandado. Yo no le creía nada. Yo ya sabía cuando le había dado la casa que eso no terminaba ahí".
Enseguida vino un relato de otra situación carcelaria: "Todos teníamos celulares ahí y la guardia antes nos avisaba que escondamos los celulares cuando había requisa. Pero una vez no me dijeron nada y encontraron un teléfono, entonces me mandan al Pabellón B. Después mi compañero de celda me contó que el guarda cárcel le dijo que ese había sido un vueltito de Esteban, 'por la cagada que me había mandado'. El hermano de Esteban cumplía ahí una condena, creo que por narcotráfico. Y consigue cumplirla en Rosario. Pero no estaba nunca en el Pabellón, obvio. Como ponía plata, estaba todo el día afuera, no volvía ni a dormir".
Colaborador de la justicia
Finalmente, Ortigala explicó cómo se decidió a ayudar a la justicia en la causa: "Yo me decidí colaborar con la investigación cuando empezó a salir en los diarios (el tema Alvarado). Habrá sido en 2018, cuando mi hermana me dice que podía ser momento de recuperar mi casa. Vine al Centro de Justicia Penal, al principio mucha importancia no le dieron a lo que podía decir. Después llegué a hablar con ustedes, con los fiscales Schiappa Pietra y Edery".
En la última parte del interrogario, Ortigala contó que por ese entonces (2018) que mudaba de domicilio cada tres meses, por el riesgo de ser asesinado y que tenía un VW Up color gris. Ese auto sería clave para el posterior atentado a la funcionaria del MPA a la que le tiraron primero una cabeza de perro en su casa, domicilio al que luego balearon. Según las pruebas de los fiscales, Alvarado utilizó un auto espejado para intentar culpar a su ex socio del atentado. Y aquí, con la llegada del relato temporal a fines del año 2018, finalizaría la primera etapa de la declaración de Rodrigo Ortigala.
Luego el testigo explicó cómo Alvarado mandó a clonar un auto Volkswagen Up para intentar incriminarlo a él en el ataque a la empleada del MPA que integraba un equipo creado especialmente para investigar a la banda ahora acusada. Y cómo también decidió enviar gente suya a la puerta de su casa para enviar mensajes desde ese lugar encargando el atentado, desde teléfonos duplicados y que así impacte la antena en su domicilio. De la misma manera, Alvarado buscó el domicilio de "Chulo" Olivera, un integrante de Los Monos que estaba prófugo y allí en la puerta alguien recibía los mensajes del supuesto Ortigala, para involucrar a ambos. "Todas locuras tipo Netflix, que hace Esteban", dijo el testigo.
Antes de finalizar, Schiappa Pietra preguntó a Ortigala por la vinculación con "Cachete" Díaz, integrante de Los Monos que aparece en la causa por el asesinato en el casino City Center. "En la inmobiliaria que tenemos hay departamentos temporarios. Y le alquilamos a quien le dicen 'Cachete'". Y ante la pregunta del fiscal, afirmó que sabía estaba vinculado con la banda que de los Cantero.
En ese momento, cuando habían pasado las dos de la tarde y casi como si hubiera finalizado la temporada de una serie de la plataforma televisiva, los jueces decidieron que finalizaba la transmisión del video y se continuaría durante la tercera jornada del juicio.