La Fiscal Regional de Rosario, María Eugenia Iribarren, realizó este jueves fuertes declaraciones. Consultada por la causa que investiga el ataque a la parrilla El Establo cuestionó en primer lugar la falta de eficacia de la policía ante las balaceras: "Si no hay ningún detenido en flagrancia, todo implica un esfuerzo mucho mayor". Luego, fue todavía más allá y planteó que en la provincia hay "una crisis institucional" y convocó a "todos los sectores de la política y los distintos poderes del Estado, a ponerse a trabajar en serio y evitar hacerlo para conseguir beneficios personales". 

Las declaraciones de la funcionaria del Ministerio Público de la Acusación, responsable del equipo de fiscales de Rosario, se dieron en el marco de la inauguración de una nueva dependencia del organismo en la localidad de Funes. 

En ese marco, tras referirse a temas administrativos del MPA y hablar sobre la oficina descentralizada de la Fiscalía, Iribarren fue interrogada por la balacera a la tradicional parrilla de avenida Pellegrini: "Se está trabajando, hay hipótesis y líneas de investigación. Pero está claro que si no hay ningún detenido en flagrancia en ese hecho, implica todo un esfuerzo mucho mayor". Y agregó: "La Fiscalía tiene un equipo de trabajo especializado en este tipo de hechos y además otros fiscales que investigan organizaciones más complejas, que son las que pensamos que pueden estar detrás de este tipo de hechos. Aunque la estructura de fiscalía siempre es escasa. Los recursos son pocos y deberían ampliarse en función de la conflictividad con la que tenemos que lidiar. Estamos esperando concursos para cubrir cargos".

En ese sentido, amplió sus definiciones: "El momento histórico no es sencillo. No podemos desconocer que en la provincia hay una crisis institucional, que se ve reflejado en cierta forma en el modo de trabajar de la Fiscalía y el modo de abordar investigaciones complejas y poder llegar a generar investigaciones propias, que son las que permiten la imputación de tantas asociaciones ilícitas como las que estamos teniendo. Hay una crisis, que creo que desde todos los sectores de la política y los distintos poderes del Estado deberían ponerse a trabajar en serio y evitar hacerlo para conseguir beneficios personales".  

Balaceras en río revuelto

La saga de ataques comenzó hace dos semanas con disparos al minishop de la estación de servicio de San Martín y Saavedra, en la zona sur de Rosario. Continuó con más estaciones y dos escuelas, en la previa de las elecciones. Se cruzó luego con la violencia alimentada por la pasión futbolera, con atentados a objetivos de Newell's y Central. Y tras el incendio de la sede canalla, la presión subió en la noche del último domingo, con balazos a dos locales gastronómicos en la víspera de un feriado y con la ciudad llena de turistas.

La balacera a El Establo fue además a cien metros del edificio de Tribunales, ante cámaras que registraron con detalles lo que pasó adentro y afuera de la tradicional parrilla: uno de los videos, repetidos hasta el cansancio, muestra el pánico de clientes y empleados ante los disparos; el otro, la impunidad del tira tiros, que sube su moto a la vereda y gatilla cuatro veces, sin mucho apuro. 

El gobierno provincial activó reuniones, con presencia de sus máximas autoridades e insistió con la hipótesis de que esta es la respuesta de las organizaciones criminales a medidas que se vienen tomando en las cárceles y las calles acotar su poder de acción. No obstante, hay más desconcierto que certezas. No se sabe quiénes fueron los autores materiales de los ataques, ni tampoco hay pistas concretas sobre eventuales instigadores. En términos concretos, apenas hay un detenido apodado "Cara de Burro", al que se llegó por una pista que lo señalaba como sospechoso de haber disparado un abuso de armas, pero al que sólo se le pudo imputar una participación previa en un homicidio.

"Cara de Burro" fue capturado en un Fonavi en Grandoli y Gutiérrez, zona donde actúa la banda del narco René Ungaro. Cuando vio llegar a los policías, intentó destruir dos celulares, ahora en manos de los fiscales que lo investigan. Se presume que esos teléfonos podrían ser "la punta del ovillo", para saber quién está detrás de los ataques, si se logra confirmar al detenido como autor de la primera balacera. Aunque tímida en comparación con la cantidad de ataques que hubo hasta aquí, esa es la expectativa planteada por Jorge Lagna, ministro de Seguridad provincial, en relación a la investigación.

Pero Lagna enfrenta además un problema adicional y es que el staff de funcionarios de mayor confianza que tiene para el manejo de la policía, podría irse en pocos días. Se trata del equipo que continuó en funciones cuando se fue su antecesor, Marcelo Saín. Son varios funcionarios de máxima confianza del ministro, que ahora podrían irse a Buenos Aires, para acompañar el desembarco de Saín en la cartera nacional del área, con Aníbal Fernández. "Aún no está todo finiquitado, pero creo que vamos para allá", confió en estricto off uno de los implicados.