En el MPA ya no saben en qué idioma decirlo para ser escuchados. Esta semana, el fiscal Federico Rébola había dicho que el Servicio Penitenciario es "un colador" al hacer una requisa en Piñero y detectar seis celulares en seis celdas allanadas, a razón de uno por recluso. Al día siguiente, el Ministerio de Seguridad envió tropas especiales fuertemente armadas al mismo penal y se encontraron treinta teléfonos más. Y este jueves fue el turno de la imputación que hizo el fiscal Pablo Socca contra Fabio Giménez, detenido en Coronda. Este convicto, desde su celda y mientras esperaba su turno para ser imputado, extorsionaba a quien le había alquilado a su novia una habitación en el fondo de su casa en Villa Gobernador Gálvez. Una verdadera pelea de pobres contra pobres.

Giménez quedó imputado y en prisión preventiva. En tanto, la jueza Valeria Pedrana remitió al Ministerio de Seguridad y a la Dirección de Asuntos Penitenciarios copias de la audiencia y el acta para que "tomen medidas administrativas que impidan que Fabio Giménez continúe cometiendo delitos dentro de la cárcel". Tal es uno de los más graves problemas dentro del flagelo de la inseguridad y la violencia urbana que impera en Rosario.

Los hechos se dieron hace dos semanas. Samanta Vilches, la pareja de Giménez, había alquilado una habitación en el fondo de la casa de quien resultaría su víctima. Y el 26 de mayo había sido detenida, como cómplice de extorsiones que hacía su novio desde la cárcel.

El dueño de casa no tenía este dato de la que había sido su inquilina. Se enteró por el propio Giménez, que ya preso en Coronda le envió desde un teléfono –de número desconocido para el localdor– el link a una nota periodística, con el siguiente título: “FABIO GIMENEZ EL NARCO PRESO QUE ORDENA ATAQUES A TRAVÉS DE SUS NOVIAS". Le dice: "Ese soy yo" y lo intima a pagarle 300 mil pesos. 

Bajo amenazas de muerte, la víctima accede a pagar 100 mil pesos un par de horas más tarde. Y al día siguiente al mediodía continúan los mensajes. En la comunicación, insistió con pagar "el saldo" pendiente: “Loco por que no la hacemos corta y terminamos de una vez con esto boludo...después me vas a salir con un martes trece, te voy a tener que hacer pegar y no quiero. Sabés que si la terminas con esto es un bien para vos, como te dije yo ya estoy jugado, a mí no me importa nada, ¿me entendés? Terminá con esto, hace la tuya tranquilo normal como siempre y no te jodo más, cambio de número, te olvidás de mí y me olvido de vos".

La víctima hizo la denuncia. Con acuerdo del fiscal y la policía, pactó una entrega controlada de dinero. Entonces, en una esquina de Villa Gobernador Gálvez con personal escondido de la Agencia de Investigación Criminal, quedó en un encuentro con Samantha, la mujer a la que le había alquilado una parte de su casa. Ella no fue a la cita, pero mandó a su hija y a tres hombres. Cuando se produjo el pago forzado por la extorsión, la policía apresó a los hombres y entregó a la adolescente al cuidado de sus abuelos.