Cinco policías de la División Asuntos Internos de Rosario acusados por la desaparición forzada seguida de muerte de Franco Casco ampliarán este miércoles sus declaraciones indagatorias, mientras familiares de la víctima convocaron a una movilización al juzgado federal para pedir los procesamientos de los 30 arrestados en el caso. Se trata del jefe de Asuntos Internos de la Policía de Rosario, Aníbal Candia, y cuatro subordinados suyos, quienes comenzarán a ampliar sus declaraciones indagatorias en la causa por la desaparición forzada seguida de muerte del joven oriundo de Florencio Varela, ocurrida en octubre de 2014.

En el expediente están involucrados treinta policías rosarinos, cinco de la división que debe investigar a sus pares y el resto pertenecientes a la seccional Séptima, último lugar donde el joven fue visto con vida. Todos están detenidos desde el lunes de la semana pasada cuando el juez federal 3 de Rosario, Carlos Vera Barros, ordenó sus arrestos a Gendarmería.

El juez comenzará este miércoles la ampliación de las indagatorias de cinco de ellos, dijeron fuentes de la investigación. El magistrado quiere tener un panorama claro de lo ocurrido entre la noche del 6 y el 7 de octubre de 2014 en la Séptima de Rosario antes de resolver la situación procesal de los detenidos, ampliaron los informantes.

Según el fiscal Marcelo Degiovanni, más de 20 detenidos vieron a Casco esa noche en la comisaría y testimoniaron que recibió una paliza que, presuponen los investigadores, derivó en su muerte. Paralelamente, la Multisectorial contra la Violencia Institucional convocó para este miércoles a las 17 a una marcha desde la esquina de la seccional 7ma hacia los Tribunales Federales de esta ciudad santafesina. 

Franco Casco, un albañil de Florencio Varela, llegó a Rosario a fines de septiembre de 2014 a visitar a familiares. El 6 de octubre se despidió de su tía para regresar a la estación porteña de Retiro, a la que nunca llegó. Tras 23 días desaparecido su cuerpo fue encontrado muerto por la Prefectura en la costanera central rosarina del río Paraná. La autopsia determinó que fue arrojado muerto al agua, por lo que la principal hipótesis del caso es que fue asesinado a golpes en la comisaría, el último lugar donde se lo vio con vida.