El arribo de Gendarmería a Rosario terminó de exponer a nivel federal la crisis de seguridad pública que atraviesa la provincia, donde los episodios de las últimas semanas provocaron un nuevo cambio de ministro de Seguridad, el cuarto bajo la gestión de Omar Perotti.

Y si bien ninguno de sus predecesores realizó tantos traspasos de mando, lo cierto es que la silla de Seguridad suele ser una de las más calientes desde que asumió rango de Ministerio: ya se sucedieron nueve titulares en cuatro mandatos.

En tal contexto, Santa Fe Plus se comunicó con el actual ministro, Claudio Brilloni, así como con sus antecesores tanto del perottismo como del Frente Progresista y de la gestión de Jorge Obeid. La propuesta: que hagan su valoración sobre lo sucedido en Rosario y compartan sus posibles soluciones.

Salvo Raúl Lamberto y Leandro Corti, quienes se excusaron por no considerar oportuno hablar bajo el actual contexto, los demás ministros que no aparecen citados en la presente nota (a saber: Álvaro Gaviola, Jorge Lagna, Rubén Rimoldi y Claudio Brilloni), no contestaron a la inquietud.

Otros dos prefirieron no hacer nuevas declaraciones porque ya se habían expresado al respecto desde sus redes sociales y en algunas entrevistas tras lo ocurrido en Empalme Graneros, donde fue asesinado un niño de 11 años. En ambos casos, dejaron en claro que esas declaraciones representaban sus posturas.

Todos coincidieron en que la actual situación de crisis se deriva de una falta de conducción política del Servicio Penitenciario y de la policía santafesina.

¿Cómo lee la situación en Rosario y qué salida le ve?

Alejandro Rossi (gestión Obeid)

"No sigo el tema más que por los diarios y eso no dice nada. Pero me resulta difícil creer que no haya una solución local. Para eso resulta imprescindible un acuerdo entre todas las fuerzas, para todo lo que se vaya a hacer. También la inversión en dinero que se necesita. Si se mejoró en todos los lugares de América Latina, ¿por qué acá no?

“Igual llevamos 16 años de errónea conducción política: pasamos del mejor teórico de la seguridad democrática (Marcelo Sain) a un gendarme pasado a retiro por sus relaciones con Patricia Bullrich. Eso en esta materia es un error. No se puede cambiar de rumbo cada dos por tres.”

Gustavo Peters (gestión  Obeid)

"Haber subido la seguridad a jerarquia de ministerio estuvo bien. Lo que no estuvo bien fue perder la conduccion política de la policía y dejar que se autogobierne. En nuestra gestión la dirigíamos nosotros, mientras se buscaban cambios que luego nunca se concretaron, como mejorar la pata educativa de las fuerzas.

"El error fue haber dejado a la policía sin conducción civil. Un error que comete incluso Perotti. A Rimoldi lo conocia como un muy buen jefe del departamento Caseros, pero de ministro fue otra cosa. Brilloni es exgendarme pero pone a (Marcos) Romero de secretario, que formaba parte de la policía de Santa Fe. En esto no estoy de acuerdo, la conducción política no puede estar en manos de un policía.

"Se lo dije a Perotti: bajo la gestión de (Jorge) Obeid estábamos convencidos de que a la policía la debe conducir el propio gobernador. Es quien debe marcar la cancha. Una de las policias mas corruptas en los ‘70 y ’80 fue la de Francia, pero lo superaron con una fuerte conducción política. Hoy tienen casos de corrupción, pero se controlan.

"Otro error fue el dividir a la policia en dos: por un lado a la policía de investigación, por el otro la de calle. Armar una sola policía y, una vez normalizado, ver las distintas alternativas sobre lo que está mal: mejorar la parte educativa o volver a los orígenes de la línea de mando.

"A la vez es necesario jerarquizarla como institución, porque la policía viene siendo bastardeada desde (la gestión de Hermes) Binner, cuando le sacaron un edificio emblematico a la jefatura policial. Fue un gesto importante, porque como institución se maneja con símbolos. Por eso es importante ponerla en valor. 

“Está rota la cadena de mando y es preciso delinear una política criminal en serio para conducir la policía".

"Defiendo a ultranza el sistema acusatorio, pero algo hay que hacer para solucionar esto que está pasando. Darse políticas criminales para ver qué delitos se persiguen y de qué forma. Es un trabajo de los tres poderes junto a la policía. Hoy cada fiscal tiene su brigada y rompe la cadena de mando. Por eso los jefes de instrucción me llamaban a mí.

“El peor período fue sin dudas el de (Antonio) Bonfatti, a quien respeto mucho.”

Daniel Cuenca (gestión Binner)

"Estoy muy preocupado. Trabajo en la actividad privada, pero sigo investigando y atado al problema. Es una situación muy grave, particularmente porque se está encarando desde una clara confusión.

"Con Binner pensábamos en una política pública de seguridad. Es lo que sigo pensando. Se debe tener un control político, no policial, de las fuerzas. La creacion del Ministerio fue un adelanto para que la seguridad pública sea tomada como política de Estado. El Estado debe dedicarse al control y desde un planteo ideológico. Hoy nos limitamos a mandar más policías a la calle. Incluso al Ejército, lo que nos hace retroceder largos años.

"Se está hablando de una forma que confunde, en un momento donde florece la idea punitivista de sanción: prisión perpetua y cárceles de máxima seguridad. Esa información es fácil de comprar pero no creo que sea la salida. Una reforma policial lleva no menos de 15 años y se necesita de leyes que modifiquen las condiciones de trabajo.

"Mandar policías a la calle es un analgésico, que resulta necesario. Pero además se debe estructurar un organigrama policial. Y tener un plan claro. Sino, es solo darle calmantes porque un plan de seguridad no es un plan policial. Al barrio se le debe dar más opciones desde un punto de vista social: deportivo, cultural, educativo. Cuando se interviene en un barrio caliente, primero se debe mandar a la policía, pero después los servicios. Abrir la calle y que llegue el transporte.

"En la actualidad, una parte de la policía está contaminada y el resto desganada. Además tenemos el doble de presos que durante nuestra gestión. En aquel tiempo ya sentíamos el comienzo de esta situación. Y si hoy tenemos el doble de presos, es porque algo se hizo mal.

“Advierto muchos errores conceptuales. El primero es no entender la diferencia entre una política de seguridad y una política policial. Solo se habla de patrulleros, pero hace falta una política de Estado en seguridad. No se va a solucionar en corto tiempo, por eso me desvela.”

Maximiliano Pullaro (gestión Lifschitz)

Consultado al respecto, Pullaro prefirió no hacer nuevas declaraciones por ya haber hablado en varios medios.

De acuerdo a lo consignado en Diario el Norte, su lectura sobre la situación en Rosario refiere a que el gobernador Perotti “abandonó la ciudad al igual que el Gobierno nacional, lo que resultó en la retirada de la policía santafesina de las calles”.

También atribuyó la situación a la "falta de control" del Servicio Penitenciario, "lo que permitió que los detenidos cometan delitos violentos en la ciudad".

En cuanto a las estrategias a implementas, el exministro de Miguel Lifschitz señaló "la necesidad de tomar medidas urgentes para liderar la seguridad pública y conducir la seguridad de Rosario".

También consideró que el Gobierno nacional "debería haber ayudado desde mucho antes", aunque celebró el arribo de 1400 gendarmes.

Marcelo Sain (gestión Perotti)

En sintonía con Pullaro, Sain prefirió no hablar pero durante la semana dejó claras definiciones al atribuir la situación de Rosario a un “fracaso del Estado en su conjunto”.

En diálogo con Página 12, el primer ministro de la gestión Perotti también se mostró preocupado, fundamentalmente, por la falta de control estatal sobre la institución policial: “la policía rosarina perdió por completo el control, tanto legal como ilegal, de la circulación de personas y mercancías en la calle”, señaló.

“La policía es el único órgano estatal que tiene una capilaridad 24 horas por día, 7 días a la semana. En Rosario esto no ocurre. Hace mucho tiempo se quebró el control y poder de la policía”, añadió.

También recordó que “en los dos juicios con Los Monos y Alvarado se mostró cómo ellos empleaban estructuras policiales. Ellos les daban las órdenes. Esto no ocurre en ningún otro lugar. En Rosario hay acuerdos de protección, pero de menor cuantía. No hay una autoridad estatal, aún ilegal, que contarle el territorio”

“Alvarado empleaba jefes policiales de la más alta gama. Y policías con mucha protección política. Porque lo que se ventiló en el juicio era que todo el grupo de policías que estaba con Alvarado estaba refugiado en la unidad regional de San Lorenzo, y fueron enviados ahí por el ministro Pullaro, del progresismo, radical, precandidato a gobernador por Cambiemos”, señaló.

Y concluyó: “Hay pactos de reparto del poder judicial y estructuras policiales de los que gobiernan esta provincia desde hace 15 años, que es una camarilla de socialistas, radicales y peronistas aliados, que es lo que pretendió romper Perotti y no pudo”.