Cuando Mohamed Atta piloteó probablemente el avión que se estrelló contra el World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001 (11-S), jamás imaginó que su cara iba lucir años después en la remera de algunos jóvenes antisistema. En aquellos días no había Twitter, Facebook, YouTube ni WhatsApp (ni siquiera el sistema operativo Android en los celulares), y el mundo veía las imágenes de la tragedia en vivo, a través de los principales cadenas de televisión. Poco después del 11-S, remeras con la cara de Atta fueron vistas en varias marchas contra el sistema capitalista en Barcelona y en París, y su nombre empezó a ser alabado por aquellos que odian a Estados Unidos, especialmente en el mundo musulmán.

Pero ¿quién era realmente este hombre que se había graduado en arquitectura urbanista en la Universidad de El Cairo? Según informes de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI), Atta viajaba en el vuelo 11 de American Airlines junto a Waleed M al-Shehri, Wail al-Shehri, Abdulaziz al-Omari y Satam al-Suqami.

Papeles encontrados en la mochila del egipcio, junto a un manual de instrucción para las últimas horas de los secuestradores, así como una guía espiritual, dan algunos indicios sobre su personalidad. "Ha llegado la hora del juicio. Debéis estar convencidos de que nos quedan muy pocas horas de vida. Después viviréis otra mucho más feliz en el paraíso eterno", señaló antes de consumar los atentados.

Atta, hijo de una familia rica de El Cairo, tenía 33 años cuando se inmoló en el World Trade Center de Nueva York. En 1992 había viajado a Alemania para estudiar en la Universidad de Hamburgo, donde se cree que formó una célula "terrorista". En 1999 perdió su pasaporte y luego utilizó su nuevo documento para obtener una visa de Estados Unidos en mayo de 2000. Junto a otros que fueron investigados por los atentados, Atta tomó lecciones de vuelo en una escuela de Florida. 

El día de los ataques, este cairota abordó el vuelo de American Airlines que iba de Boston a Los Ángeles. A los 8.46 hora local del este norteamericano, dicho avión se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center. Quince minutos después, el vuelo 175 de United Airlines chocó contra la Torre Sur.

A las 9.07, el presidente estadounidense, George W. Bush, fue informado de los hechos en una escuela de Sarasota, Florida, donde se encontraba reunido con un grupo de pequeños alumnos. Bush dijo que aparentemente se trataba de un "ataque terrorista".

A las 09.37, el vuelo 77 de American Airlines se incrustó contra un costado lateral del Pentágono.

A las 9.57, los pasajeros y los secuestradores suicidas (Ahmed al-Haznawi, Ahmed al-Nami, Ziad Jarrah y Saed al-Ghamdi) iniciaron una pelea en el vuelo 93 de United Airlines que iba Pensilvania.

La pelea finalizó a las 10.03 cuando el avión cayó en un campo de ese estado de la costa este. Se cree que la aeronave tenía como destino final el Capitolio (Congreso de Estados Unidos) o la Casa Blanca. 

El 11 de abril de 1996, Atta había redactado su testamento. "Aquellos que amortajen mi cadáver, deben cerrar mis ojos y rezar para que vaya al cielo; deben vestirme con nuevas ropas y no dejarme con las que muera". Dejó constancia de su fervor religioso en 18 puntos, entre los que figuran las instrucciones para su amortajamiento y su entierro. Pidió que "ni las mujeres ni los impíos" asistieran a su funeral. 

"Nadie debe llorar por mi causa, ni gritar, ni arrancarse las ropas, o golpearse el rostro, porque son gestos que carecen de sentido", dijo Atta en otro de los párrafos de su testamento. 

A mediados de abril de 2002, un vocero de Al Qaeda, Suleiman Abu Ghaith, reivindicó en un video los atentados de Estados Unidos, que causaron unos 3.000 muertos y más de 6.000 heridos.

El 6 de agosto de 2007, en El Cairo, un estadounidense de Al Qaeda, Adam Gadhan, llamado también Azzam al Amriki, dijo en una grabación: "Nos sentimos orgullosos de la destrucción que afectó a Madrid y Londres", el 4 de marzo de 2004 y el 7 de julio de 2005, respectivamente. Este vocero señaló: "(Los atentados del 11-S contra New York y Washington) son dos marcas de nuestro camino".

Sin embargo, con el paso de los años, hay quienes creen los ataques del 11-S "fueron una gran mentira" de Washington. Incluso en Estados Unidos la llamada iniciativa "Rethink (repensando) 9/11" investiga la teoría de la "conspiración interna". 

A través de esta propuesta, unos 2000 especialistas de la organización Ingenieros y Arquitectos por la verdad del 11-S ponen en duda la versión oficial de la caída de las Torres Gemelas, según se informó en un sitio web.

La teoría del "autoatentado" se ha extendido con los años, ganando adeptos en sectores de izquierda. Incluso el periodista francés Thierry Meyssan escribió el libro "11 de septiembre de 2001. La terrible impostura", en el que sostiene que los ataques fueron realizados por un sector militar-industrial norteamericano.