Mientras avanza la causa judicial por la desaparición y muerte de Gerardo Escobar, un elemento clave aún intriga a los investigadores: su teléfono celular.

El joven empleado municipal fue visto por última vez en la madrugada del viernes 14 de agosto. En la tarde del sábado siguiente, al no tener noticias suyas, los amigos rastrearon su celular mediante la aplicación "Buscar mi teléfono". El software les dio como ubicación la cortada Vences, entre Uruguay y Saavedra. Hacia allí fueron sus amigos con personal de la comisaría 18ª pero no pudieron encontrar a Escobar.

Sin embargo, al aparecer el cuerpo sin vida de Gerardo una semana después de su desaparición, en las aguas del Paraná, el teléfono móvil fue hallado entre sus ropas. 

¿Qué hacía el teléfono de Escobar en zona sur, donde la señal del aparato fue registrada hasta el domingo a la tarde, cuando dejó de aparecer en el sistema de búsqueda? 

La clave: a 80 metros del último rastro del celular está domiciliado Cristian V., un seguridad del boliche La Tienda, en donde se lo había visto por última vez, razón por la cual se procedió a allanar su domicilio. 

Los investigadores de la escena del crimen aclararon que esperaban que se secara el celular de Escobar para intentar obtener información del aparato. El teléfono móvil está siendo analizado por técnicos informáticos y se espera que ratifique la “pericia casera” que realizaron sus amigos mediante la aplicación.

Fuentes de fiscalía aclararon que se hizo una prueba piloto con un celular y la aplicación funcionó bien pero que expertos informáticos están trabajando aún en el tema.

El abogado Salvador Vera, militante en la Asamblea por los Derechos del Niño y allegado a la familia del joven asesinado, planteó sus dudas acerca de que el teléfono celular de Escobar no tenía rastros de barro al ser hallado en la ropa del cadáver al ser sacado del río. Y se permitió sospechar que el aparato fue colocado en un bolsillo de una prenda del cadáver antes de que lo llevaran a la morgue del Instituto Médico Legal. Por estas declaraciones, el Ministerio Público de la Acusación lo citó a declarar y al letrado aseguró sentirse amenazado, 

“Pareciera que son más importantes las declaraciones que hagamos que investigar saber qué paso con ese teléfono”, señaló a Rosarioplus.com el abogado de la familia, Guillermo Campana.

A partir de los testimonios de quienes lo vieron por última vez y tras analizar las imágenes de cámaras de seguridad de la zona de La Tienda, la fiscal Marisol Fabbro ya imputó a cinco personas. Sobre la que pesa la mayor acusación es justamente sobre Cristian V., a quien se le imputa el hecho ilícito calificado como “Homicidio en carácter de autor consumado”. Los otros cuatro hombre que trabajaban en la seguridad de La Tienda fueron imputados también pero como cómplices. Entre estos últimos, figuran dos policías.