El recrudecimiento de la violencia en Rosario preocupa y mantiene en vilo a autoridades locales y nacionales. La ola de crímenes que sufre el Gran Rosario desde que comenzó el año aparece al tope de los problemas a resolver en los despachos de la Casa Gris. Tan grave es lo que ocurre en algunos barrios de la ciudad que hasta el ministerio de Seguridad de Nación puso al tema en su agenda. 

Una muestra de esta preocupación compartida fueron los múltiples allanamientos de la semana pasada con los que buscó desbaratar las segundas y terceras líneas del clan delictivo conformado por los Funes y los Ungaro, dos apellidos de mucho peso en la zona sur.

La pelea que esta organización mantiene con otros grupos --en especial el que lideran los Camino-- para afianzar su poder en el negocio del narcomeneduo explica, a juicio de los investigadores, muchos de los homicidios cometidos en los últimos meses. 

Las estadísticas oficiales reflejan la magnitud del problema. Abril terminó con 30 asesinatos, una cifra inédita para el primer mes del otoño. Es una cantidad mayor a la registrada en 2013 y 2014, los años más violentos de la historia de la ciudad. En 2013 se registraron 26 crímenes, uno más que en 2014 (25). El número bajó considerablemente en los años siguientes: 14 en 2015; 19 en 2016; y 12 en 2017. 

La ola de asesinatos de este abril se asemeja a la del verano de 2014, con más de un crimen por día (33 en ese mes de enero, por dar un ejemplo). Esos números parecían enterrados al consolidarse en los últimos años una significativa baja de muertes violentas.  

En 2013, con 264 crímenes, la tasa alcanzó los 21 asesinatos cada 100 mil habitantes, el triple de la media nacional. En 2017 terminó con 154, una significativa mejora. 

“Santa Fe ha tenido una de las tasas más bajas del siglo en homicidios en 2017. Se ha demostrado que el trabajo en equipo ha dado resultados muy importantes y esperamos poder mejorar las cifras este año”, celebró en enero la ministra Patricia Bullrich al conocerse los guarismos oficiales del año pasado. 

En abril se consolidó además la tendencia de homicidios con tinte mafioso, con múltiples víctimas y con balaceras ejecutadas por sicarios. Los asesinatos en ocasión de robo son contados con los dedos de la mano en este 2018. 

El último asesinato ocurrió este lunes cuando Fiscalía dio cuenta de un cadáver encontrado en una zona rural de Figueras. La víctima, Diego Damián Spina, de 37 años, presentaba un disparo en la cabeza.  

Horas antes, se conoció el deceso Ricardo Ezequiel Gómez (35 años), herido en la feroz balacera del viernes en el Fonavi de Grandoli y Gutiérrez. Otro muchacho baleado pelea por su vida.