Cuando comenzaba el juicio a Esteban Alvarado, hace ya casi dos meses, el principal acusado pidió tomar la palabra desde la cárcel. Ese día confesó haber ordenado que se realice un atentado contra una funcionaria del MPA que venía investigándolo por lavado de dinero. De los delitos que se le imputan en estas audiencias, es el único sobre el que asumió su responsabilidad. La víctima, Marina Marsili, dio su testimonio este martes y su relato fue conmovedor. 

"Ese día yo recibo un audio de mi mamá contándome que habían dejado una caja de zapatillas en la puerta de casa. Me decía: 'Mari, qué espanto, nos dejaron la cabeza de un perro'. Ella siempre relacionaba todo con literatura o cosas así y me preguntaba qué podía ser, pensó en la película El Padrino, si era algo mafioso. Yo le busqué como una explicación de algo de magia negra y creo que las dos nos intentamos autoconvencer de que no había sido nada en contra nuestro", recordó.

La integrante del MPA que dio hoy su testimonio vive con sus padres, su marido y sus hijos. Y sobre esa primera señal que tuvo, Alvarado confesó. "La idea era dejarle una corona. Le pido perdón a la señora Marsili", dijo al declarar en el arranque de este juicio.

Después de aquel cinematográfico atentado con el perro, se produciría la balacera en medio de la noche, un 30 de enero de 2019. En esos días, a Esteban Alvarado se lo buscaba por el homicidio de Lucio Maldonado y estaba prófugo de la justicia.   

"Mi hijo celebraba que había pasado a la secundaria y había organizado una piyamada. Se habían quedado jugando a la Play con los amigos. Mi marido y yo nos habíamos dormido. Había tres invitados, también estaba mi hija. Y a eso de las 2 de la mañana escuchamos la ráfaga de tiros. Primero un par de detonaciones y después más disparos. Se había escuchado también una moto. A uno de los chicos que le gustan las películas de acción decía que había sido una semi automática", relató Marsili, visiblemente emocionada.

Antes, la empleada del MPA contó cómo había sido su trabajo en el MPA, relevando datos económicos de los llamados "delitos complejos", de las bandas narcocriminales en la ciudad. Y explicó que uno de sus compañeros más cercanos había sido Pablo Báncora, un policía de quien luego se descubrió que filtraba datos a las organizaciones delictivas que el equipo debía investigar.    

Vuelve el relato a la noche del atentado, después de la conmoción inicial. La abuela de Marsili, por ejemplo, estaba durmiendo debajo de la ventana por la que habían pasado las balas. Entonces contó:  "Cuando aparecen las sirenas azules, es cuando yo trato de pensar como la investigadora que era. Y ahí fue cuando dije: 'Fue Esteban Alvarado' y razoné que Báncora era quien me había traicionado".

Durante un largo rato en la audiencia de este martes, Marsili contó cómo había llegado a la sospecha sobre la la doble pertenencia del investigador, que en pleno shock por los balazos se animó a confirmar: "Yo con Báncora tenía muy buena relación, él había sido mi primer compañero en el MPA. Había sacado las fotos del cumple de 15 de mi hija", detalló. 

Pero el vínculo afectivo había cambiado poco antes de aquellos atentados: "Yo empiezo a verle una actitud rara, que coincide con la aparición de Alvarado en las investigaciones que hacíamos. Cuando fue el crimen de Maldonado, que poco después vamos a 'Los Muchachos' y después sobre todo del allanamiento en la isla, es cuando empiezo a sentir algo distinto en Báncora. Ahí pasa algo a fines de diciembre, habrá sido el 28, porque yo estaba por tomarme las vacaciones. La doctora Belmonte me dice que habían encontrado unas comunicaciones de él con gente de fuera de nuestro ámbito", amplió.

En jornadas previas del juicio, ya se había revelado que Pablo Báncora, agente policial que integraba el equipo especial de investigaciones del MPA que se había creado tras el juicio a Los Monos, había dejado un día su sesión abierta de WhatsApp web. Allí, uno de sus compañeros detectó que estaba filtrando información de su trabajo.    

Cuando a Marsili la anoticiaron de este hecho, recordó que su compañero en esos días le había pedido datos que no tenían que ver con la labor que él hacía. "Me había pedido la carpeta de Whinnie Poo, los papeles de una propiedad de Rosa Capuano en Funes y los datos del celular de Yalil Azum, que era un prestamista de la zona sur que yo venía investigando".

La "carpeta de Whinnie Poo" refería a la documentación hallada en la finca Los Muchachos, de Alvarado tras el homicidio de Lucio Maldonado. Allí había papeles de casas en countries vinculadas a la banda y el famoso departamento de Condominios del Alto, en el que había vivido el propio Alvarado y que al momento de ser allanado estaba siendo habitado por un Jefe de Drogas Peligrosas, Javier Makhat.  Sobre Azum, Marsili relató: "Nosotros habíamos identificado que estaba relacionado a Tubi Segovia y a 'Los Monos'. Las personas que sacaban plata de los búnkeres de la droga, se la llevaban a él. Báncora me pide información sobre todo eso. En realidad lo que él quería era el mismísimo celular, que lo habíamos obtenido de un allanamiento en la casa de Azum. Él lo había destruido tirándolo dentro del depósito del baño y estaba bajo cadena de custodia. Pero en forma muy rara, Báncora quería ese teléfono".

Sospechando del compañero que hasta allí había sido de mucha confianza de ella, cuando Marsili sale  de vacaciones, cambia el lugar de las cosas que le había pedido Báncora. La noche del atentado, contada en detalle por la testigo y víctima, quien primero llega a su domicilio es Marcelo Sain, por entonces recién asumido como director del Organismo de Investigaciones.

A la primera persona a quien Marsili contó su sospecha fue a la doctora Carla Belmonte, compañera suya en el MPA que le había dado poco antes la información sobre aquel Whats App abierto. Y ambas deciden informar del tema a Sain, que les plantea la urgencia de hablar con el fiscal general. 

"Ese día cuando fuimos a hablar con el Fiscal, todos me saludaban acá. El único que no apareció fue él, Pablo Báncora. Que al otro día viene a hablar conmigo llorando y me pide perdón. Le digo que no tiene que disculparse, que había sido Alvarado. Pero él me vuelve a pedir perdón por no haber sabido cuidarme. Nunca más lo vi", finalizó Marsili, visiblemente emocionada.

De acuerdo a la solicitud de los fiscales Edery y Schiappa Pietra, lo que sigue en el juicio es que Marsili hable sobre la trama de lavado de activos de Alvarado junto a los otros acusados en el juicio. Pero por decisión del Tribunal, tras el largo e impactante testimonio que brindó hoy, ese aspecto de su declaración, pasó para el miércoles a primera hora.