"Acá hace tres meses que se trabajaba con la puerta baja, porque ya lo habían amenazado. Ahora ya directamente queremos cerrar y nos queremos ir de Rosario", le dijo Carolina a la cámara de la televisión con sus ojos llenos de lágrimas. Es joven y su novio es el encargado de una agencia de autos en Vecchio Automotores, en bulevar Seguí al 3400. Ambos se enteraron en la madrugada que les habían baleado el negocio.

"Ya veníamos con miedo. Lo primero que hicimos fue dejar de atender al público, trabajar con la persiana baja. Pero ahora, fue esto. La verdad, así no dan ganas de seguir más", agregó el encargado de la agencia a Canal 3, en el mediodía rosarino.

En el último año, la cantidad de ataques a balazos a comercios en la ciudad creció de forma exponencial. Generalmente, se deja una nota pidiendo dinero a cambio de protección. Algunas veces, los amenazados hacen la denuncia ante Fiscalía. En otras ocasiones, les gana el miedo y ponen plata. Pero luego suele venir una demanda de recaudar todavía más y una nueva agresión armada.