Como si todo anduviera bien en asuntos de seguridad pública, un escándalo superlativo se suma a la agenda del gobierno provincial: un allanamiento judicial a la Alcaidía de Melincué que depende de la Unidad Regional VIII de Policía, en el departamento General López. La causa es el hallazgo de indicios que alcanzan para sospechar la existencia de un delivery de estupefacientes de policías a detenidos en ese presidio.

El allanamiento se realizó este miércoles a primera hora, y luego de que en otro procedimiento agentes secuestraran cocaína y marihuana de un paquete de galletitas secuestrado en el interior de un remís con rumbo a la Alcaidía. 

Lo que trascendió hasta ahora es que desde la penitenciaría los reclusos compraban drogas vía telefónica a un dealer de Venado Tuerto. La sustancia les llegaba en coches de alquiler que dejaban la mercancía en las afueras del pueblo. Allí era recogida por policías que en móviles oficiales la trasladaban hasta la Alcaidía y cobraban por ello, como si fueran cadetes de mensajería.

Escuchas telefónicas permitieron cerrar el cerco en torno al edificio de la Alcaidía de Melincué. De la información filtrada surgió que el negocio empezó desde que se suspendieron las visitas familiares a los presos por motivo de la pandemia. Desde entonces, estos encargos deparaban transacciones que llegaban hasta los 10 mil pesos.

La requisa a un remís esta semana precipitó las cosas. Junto al chofer viajaba un policía retirado con una caja en la que había tres mil pesos y un paquete abierto de galletitas, pero con cocaína y marihuana fraccionada. Admitieron que debían entregar el paquete en un cruce de rutas a policías que los esperaban en un patrullero.