2 de enero de 1997. En una oficina del Palacio de los Leones un grupo de funcionarios municipales ultima detalles del flamante Programa Crecer. El proyecto, dependiente de la Secretaría de Promoción Social, busca recomponer la resquebrajada relación entre Estado y sociedad civil, según se explica. La desocupación y la recesión económica se sienten fuerte en Rosario: hay 200 mil personas viviendo en asentamientos irregulares, la mitad son menores de 15 años.

Los  jardines maternales, el programa materno infantil de Nación denominado “Promin” y los Centros de Desarrollo Infantil (CDI),  que nacieron en conexión con Unicef y el Banco Mundial durante la intendencia de Héctor Cavallero, sirven como base del bosquejo que la gestión de Hermes Binner está a punto de lanzar.

Días más tarde, el plan está en marcha. Son 32 los Centros Crecer distribuidos por todos los barrios de la ciudad en estrecha coordinación con los Centros de Salud. Políticas pedagógicas, nutricionales, y recreativas transforman zonas olvidadas y postergadas. Los resultados no tardan en llegar. En 2003, hay 18 mil familias y 5 mil niños participando del proyecto.

Los profesionales --pedagogos, antropólogos, psicólogos, maestras jardineras y profesores de educación física-- trabajan con la compañía de 700 mujeres que, bajo la figura de "voluntarias", dan una mano con la comida y la limpieza.

“Su implementación vino a garantizar la presencia cotidiana de los equipos técnicos en el terreno, facilitó la construcción de vínculos con los vecinos, y generó una relación de reconocimiento y confiabilidad entre éstos y el gobierno local”, se lee en el libro "Política para la gobernabilidad. Experiencia Rosario", editado por el Banco Mundial en agosto de 2006.

Los premios y los reconocimientos trascienden las fronteras. Por aquellos años, el Proyecto Feria de Gobernabilidad Local para América Latina, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) distingue a Rosario por sus políticas sociales. Se la pone como ejemplo en el mundo por “las eficientes políticas aplicadas pos sus sucesivos gobiernos durante la última década en materia de salud, niñez y mejoramiento de hábitat”.

“Fue algo revolucionario”

Miguel Zamarini trabajó con el Programa Crecer desde el 2000 al 2003 cuando ocupó el cargo de secretario de Promoción Social de la municipalidad. Lo define como un “plan integral” que fue “revolucionario” en aquel contexto. “El Estado en los 90 se había retirado de la escena. La corriente neoliberal decía que el Estado no debía gastar, se consideraba lo social un gasto y no una inversión. Nosotros hicimos todo lo contrario”, recuerda en diálogo con Rosarioplus.com

“Fue un programa integral de atención a la niñez. Tenía un proyecto pedagógico, nutricional y de estimulación temprana. Se trabajaba mucho con las madres para que comprendieran el valor del proyecto.  Los resultados fueron notables porque además se trabajó en conjunto con la Secretaría de Salud Pública. Equipos multidisciplinarios conformados por psicólogos, antropólogos, maestras jardineras, profesores de educación física y médicos trabajan en un mismo sitio. Recuerdo que los médicos hacían un riguroso seguimiento de cada chico. Fue algo maravilloso”, describe.

El ex presidente del Concejo está convencido que de no ser por aquella “presencia territorial”, la crisis del 2001 hubiese “pasado por arriba” al municipio. “Los Centros Crecer y los Centros de Salud evitaron un caos aún mayor, como pasó en otros municipios del país”, asegura.

El ocaso

En 2011, los Centros Crecer pasaron a llamarse Centro Territorial de Referencia. La Secretaría de Promoción Social le entregó la posta a la Dirección General de Infancia y Familia. “Lo que hubo fue un cambio en la denominación de estos espacios y un abordaje más integral y esto tal vez genera distintas miradas sobre el asunto", intentó explicar en 2012 Cecilia González, por aquel entonces secretaria de Promoción Social. Fue luego de un informe publicado por el diario La Capital sobre “el abandono” de estos espacios.

La nota tenía testimonios de quienes habían gozado de las bondades de los Centros Crecer. “A mi nene lo mandaron a este lugar cuando era chiquito porque tenía bajo peso. Acá mi hijo empezó a crecer", contaba María Domínguez en la puerta de lo que en su día había sido el Centro Crecer de barrio Toba.

Aquella crónica daba cuenta de otro hecho que “hirió de muerte a los Crecer”: el conflicto laboral vivido durante el 2011 por los contratados de Promoción Social que reclamaban su pase a planta permanente. “El reclamo mantuvo inactivos a los centros durante noventa días. Tras el cese, nada fue lo mismo: muchos redujeron sus presupuestos, recursos humanos (hubo traslados o directamente no se les renovó el contrato) y por esa carencia debieron reducir la franja etárea de niños a los que se abordaba”, explicaba la nota.

“Los gendarmes en los barrios reflejan un claro retroceso”

Para Zamarini es “incomprensible que los Centros Crecer se hayan cerrado”.  “No sé las razones. Pero no hay fundamento que explique el levantamiento del programa. Supuestamente se reconvirtieron en otros centros, en algo para salir del paso, para explicar que se tiene algo”, cuestiona.

A su juicio, la gestión municipal tiene hoy un claro “desinterés por lo social”. “El énfasis está puesto en otro lado. Yo creo que se le ha dado mucha importancia al tema de los emprendimientos, que no está mal. Pero habría que haber sostenido lo otro”, dice. Y agrega: “Los gendarmes en los barrios reflejan un claro retroceso. Resolver con Gendarmería el drama social, que a fin de cuenta explica lo que está pasando con la inseguridad, no parece la mejor solución. La presencia de esta fuerza le da tranquilidad a los sectores medios. Pero lo social no se va a resolver de esta manera”.

Zamarini, hoy desvinculado de la función pública, admite que muchos compañeros del partido pueden “enojarse” por sus afirmaciones. “Van a decir que especulo. No estoy en espacio alguno para especular. Soy muy objetivo en mis apreciaciones”, aclara.

Dice que lo que hay hoy no alcanza: "Me hablan del Plan Abre. Está bueno, pero no tiene esta cuestión interdisciplinar. Hay un fortalecimiento de algunos clubes barriales, pero faltan políticas integradoras con una fuerte presencia en los barrios"

E insiste con su tesis. “Es necesario que se vuelvan a diseñar programas de esta naturaleza. De lo contrario se van a lamentar. Con un aparato preventivo/represivo sin un fuerte programa en lo social el panorama se complica. Hay dinero para hacerlo. Lo que no hay interés. No les dará votos, vaya uno a saber”.