El episodio en el que el jefe de la Policía Federal Argentina (PFA) delegación Santa Fe, Mariano Valdés, fue herido de bala en la autopista Rosario-Buenos Aires entró en una nebulosa en cuanto a la motivación. La hipótesis de una emboscada como represalia policial interna quedo sin fuerza luego de trascender que los disparos se dieron a corta distancia, probablemente desde el interior del vehículo.

Ésta era la suboficial ayudante Roxana González, de 27 años, que viajaba desde la Ciudad de Buenos Aires hacia la Santa Fe capital. La primera versión fue que a la altura del kilómetro 258 Km una camioneta se le puso a la par del Ford Focus del comisario, y los ocupantes, en principio encapuchados, comenzaron a efectuar disparos que ingresaron por la ventanilla del conductor.

Con el pasar de los días perdió fuerza esta motivación. El propio Valdés declaró sobre un robo al voleo. En tanto su compañera, presentó certificado médico para justificar su ausencia ante la ampliación testimonial. Pero hay algunos detalles que generaron un manto de incertidumbre en la investigación.

Por un lado, Valdés recibió un balazo en la ingle y otro en el brazo derecho, cuando según su versión ingresaron por el lado del conductor. Tampoco se encontraron pistas firmes del presunto ataque de terceros.

Pero el dato que encendió la alarma es que el comisario de 51 años tiene heridas presumiblemente generadas a corta distancia. Al menos así se desprendió de su declaración. Una de las hipótesis es que se generaron tras una discusión con la suboficial que lo acompañaba. Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) explicaron que esa información aún no está confirmada porque los peritajes balísticos están en proceso.

"No se descarta nada, aunque no es la más concreta. Las hipótesis se mantienen todas en investigación, con las pericias balísticas, testimonios médicos y cámaras van sumando datos para ir descartando posibilidades", se limitaron a informar.