La atención en los centros de salud de Rosario quedó interrumpida desde esta mañana de jueves, luego de que un desconocido amenazara de muerte con un arma de fuego a un empleado de un efector en el barrio Toba, extremo sudoeste de Rosario.

“¿Vos trabajás acá? Váyanse y cierren todo porque los vamos a balear a todos”, le espetó un un joven al empleado administrativo del centro de salud provincial Libertad, en Cura Brochero 4500 (colectora de Circunvalación y la vía), cuando se disponía a descender de su auto y empezar la jornada laboral. Era alrededor de las 9 de la mañana.

El agresor golpeó la ventanilla del coche con el cañón de su pistola y se alejó dando por consumada la amenaza.

Ante ello, cundió el alerta y desde el sindicato ATE de estatales declararon de inmediato un paro de actividades en esos centros de atención primaria.  Fuentes del gremio agregaron que hubo otras amenazas similares en instituciones de su ámbito.

Se suma a la amenaza de bomba que hubo por la mañana en el Colegio San José, y que obligó a evacuar a la comunidad educativa. Eso y otros hechos se enhebran en la lógica de la escalada de terrorismo urbano que hizo pico la semana pasada con el asesinato de dos taxistas, un colectivero y un playero de estación de servicios. 

El origen de tanta violencia al azar se le atribuye a una represalia urdida desde las prisiones santafesinas por las restricciones que impuso el gobierno de Maximiliano Pullaro a los detenidos denominados “de alto perfil”.

La situación en la salud pública respecto de la seguridad ya venía prendida con alfileres. La ola de violencia había hecho que el lunes y martes todos los efectores barriales cerraran sus puertas.