Este martes se realizó la audiencia contra los cinco detenidos por el crimen de Máximo Gerez, el chico de Los Pumitas asesinado el sábado 4 de marzo. El juez Hernán Postma aceptó la imputación que hizo el fiscal Adrián Spelta, de la Unidad de Homicidios Dolosos y la cautelar solicitada para los acusados: por un lado, la mujer que guardaba en su casa en barrio Godoy el Honda Civic del que habían salido los disparos; por el otro, dos de los cuatro hombres que iban ese auto negro que atacó al nene de 11 años y otros tres niños más, que resultaron heridos. 

Según datos del fiscal Spelta, el homicidio se dio a la 1.30 am, cuando un honda Civic negro pasó frente al kiosco en el que estaban los chicos y efectuó varios disparos. Los ocupantes del auto respondían a directivas de “Araña” Ibañez, que cumple una condena y ese mismo sábado había estado en el barrio, con libertad transitoria por unas horas. La zona de esa banda es en calle Campbell, en Empalme Graneros. Unas pocas cuadras hacia el este está Los Pumitas y allí domina otro grupo, el del “Salteño” Villazón, también preso. 

Hacia esta banda, la del “Salteño”, pretendría ir dirigido el ataque. Pero los sicarios equivocaron el blanco y dispararon a un kiosco que no tenía relación con la disputa territorial. Y Máximo fue una víctima inocente del error.  

Quien manejaba el Civic era Maximiliano Castillo, de 22 años, al que se imputó por homicidio calificado y agravado por la participación de dos o más personas. Por su parte Nicolás Castillo tenía en su poder al momento de ser detenido una pistoal calibre 40 y tuvo la misma calificación legal. 

Marcha pidiendo justicia por Máximo.
Marcha pidiendo justicia por Máximo.

A Gustavo Borda, Esteban Marengo y la madre de ambos, Alejandra Rodríguez, se los imputó por encubrimiento por ocultar el auto. El Civic negro -según vecinos ya había sido usado varias veces por la misma banda del “Araña” para atacar a la del “Salteño”- apareció guardado en un casa en Campodónico al 3200, en barrio Godoy. Al auto lo encuentran por un llamado anónimo al 911, que denunció haberlo visto cuando iba a trabajar.

“Mi papá llamó desde la cárcel y pidió que guardemos ese auto. Nos habló desde Piñero”, dijo hoy en el Centro de Justicia Penal Gustavo Borda. Su padre está preso por ser partícipe secundario de un homicidio. 

Por situaciones posteriores al crimen, también fueron imputados tres integrantes del grupo de Villazón, que está preso. Su madre, su padre y otro hombre más fueron demorados el lunes después del crimen, cuando vecinos llenos de furia demolieron presuntos búnkeres de la banda. La policía debió rescatarlos antes que sean linchados. 

Según detectó luego Fiscalía, la propia banda a la que habían querido atacar el sábado por la noche había amenazado a la familia de Máximo. “No hablen, acá en el barrio mandamos nosotros”. La intención, más allá de que la víctima no tenía nada que ver con ellos, era que el caso no trascendiera, para proteger el entramado narco que hay en la disputa entre los Villazón y los Ibañez. En el útlimo año, hubo entre marzo y julio al menos 11 crímenes vinculados al enfrentamiento entre estos dos grupos.