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En la primera jornada del juicio a dos policías acusados de retener y adulterar evidencias tras la muerte de Facundo Aguirre y Emiliano Cáceres Ferreyra, los amigos de las víctimas señalaron a Sonia Gómez como responsable de adulterar la escena del siniestro. Ella no habló, pero el comisario Fabián Fantín sí: se desligó de las actas adulteradas y buscó implicar al sumariante de turno, quien ya fue desligado de la causa por la Justicia.

Las evidencias adulteradas iban a servir para elevar la pena al conductor que en 2015 fue sentenciado a tres años de prisión condicional en el primer juicio oral por un homicidio culposo en un siniestro vial desde la implementación del nuevo Código Procesal Penal. En este segundo juicio, una de las policías acusadas es la comisaria Sonia Gómez, madre de Federico Gómez, el joven que manejaba el vehículo donde iban las víctimas y ya cumplió prisión domiciliaria. Gómez era en aquel momento empleada policial de Homicidios en la Jefatura. Piden un año y medio de prisión condicional, además de inhabilitación para ejercer cargos públicos por el doble de tiempo y una multa. Por su parte, Fantín era comisario de la seccional 14, con jurisdicción en la zona del siniestro. Piden un año de prisión condicional, inhabilitación para ejercer cargos públicos por el doble de tiempo y una multa. El tribunal que los juzga está integrado por los jueces de primera instancia Dres. Patricia Billota, Gustavo Pérez de Urrechu y Ismael Manfrin.

Cuatro amigos de Emi y Facu hablaron en el juicio este martes. Uno de ellos iba en el auto de Federico Gómez como acompañante. Los otros tres llegaron muy poco después de ocurrido el episodio, en otro vehículo. Vieron a la mujer policía acusada llevarse las pertenencias de los chicos y fueron una semana más tarde a reclamarlas a su vivienda. Todos ellos coincidieron este martes en sus testimonios: cuando aún no habían sido retirados los cuerpos de los jóvenes fallecidos, aseguran que Sonia ingresó al auto de su hijo, sacó botellas, mochilas, celulares, y hasta una zapatilla de Facundo.

La audiencia se llevó a cabo en el nuevo Centro de Justicia Penal. Las madres de Emi y Facu, Fabiana Ferreyra y Valeria Stortoz, aguardaron fuera del edificio acompañadas por familiares y amigos. Ambas declararán como testigos este miércoles y evocarán lo vivido aquel 22 de febrero de 2014 que marcó un antes y después en sus vidas.

Stortoz aclaró en diálogo con Rosarioplus.com: “No vamos por las penas. La búsqueda no es de venganza, sino de contar los hechos y que se conozca la verdad sobre cómo ambos manipularon la escena y las actas. Si bien volver a contar todo nos remueve los nervios, estamos fuertes, esperamos mucho para esto y estamos preparadas”.

La madre de Facu criticó: “Sonia se manejó con mucha frialdad y cálculo: sentó a su hijo en un costado, le dijo ‘Cortala, se va a encargar la policía’, no lo consoló ni lo abrazó. Entró al auto a sacar las pertenencias estando nuestros hijos ahí, y obligó al resto de los chicos (los testigos) a que se fueran porque ‘nada tenían para hacer allí’”.

Durante el relato de los testigos, Sonia negaba con la cabeza, según confió gente presente en la sala. La mujer decidió no declarar. Su abogado defensor Jorge Bedouret remarcó sobre ella “su condición de madre soltera, trabajadora de la ley y sin ayuda”.

Stortoz adelantó que este miércoles relatará la secuencia de los hechos: “Me llamaron para darme la noticia de que Facundo había muerto, fui al lugar del hecho, y después junto a Fabiana descubrimos que algo en los procedimientos no estaba bien, y decidimos denunciar las irregularidades". 

Abundó: "El comisario Fantín actuó mal desde el vamos al dejar a una oficial que no era de su jurisdicción tomar el caso, y su trato extraño conmigo (mudo y pálido) en su oficina cuando me dio los objetos de Facu una semana después, me hizo firmar un acta que después nunca apareció”.

Ambas madres aseguran, en sintonía con lo dicho por los amigos de sus hijos, que Gómez se llevó las pertenencias de los chicos y se las quedó en su casa por una semana, hasta que fueron a reclamárselas. “Fue entonces su error más grave siendo policía y sabiendo cómo obrar, al reconocerle a Daniela y devolverle la mochila, que le mostró las demás cosas, el celular de mi hijo con sangre y una zapatilla”, aseguró Stortoz con indignación.