El abogado Guillermo Campana a cargo de una de las querellas por la desaparición forzada de Franco Casco aseguró en declaraciones periodisticas que dos testigos dijeron haber escuchado golpes y gritos durante la noche, del 6 de octubre de 2014, cuando el joven habría ingresado detenido a la dependencia, lo cual plantearon como un trato habitual del personal de la comisaría de Cafferata al 300,

“Lo trascendente de estos testimonios es que fueron quienes mencionaron que la detención de Franco no fue el mediodía del 7 de octubre como volcó en las actas la policía, sino que fue en la madrugada del 6 para el 7 y que allí fue sometido a distintos maltratos y vejámenes que pudieron escuchar su nombre y como recibía los golpes”, dijo el letrado en contacto con Muy rico todo en Si 98.9.

Según el abogado este tipo de situaciones eran continuas y las detenciones eran habituales en horas de la madrugada con personas que transitaban por la zona, además de la forma en que se las trataba, incluso solicitándoles dinero para su liberación o no iniciarles una causa. Todo esto en el marco de una detención por averiguación de antecedentes.

“Había una celda muy pequeña, sucia donde quedaban alojadas las personas que ingresaban bajo esta figura de averiguación de antecedentes, lo que siempre les permitió a la policía hacer detenciones arbitrarias y sin ningún motivo o bajo el motivo de detener a personas con determinados estereotipos, como trabajadoras sexuales o pibes que trabajaban en la zona de la terminal”, narró el abogado.

En términos de la causa, explicó Campana, la diferencia que radica que la detención haya sido en la madrugada del 6 de octubre y no en el mediodía del 7 es su ilegitimidad porque “no se registró” y “se llevaron adelante practicas vejatorias de los derechos humanos y en ese marco es donde Franco perdió su vida”. Por esa razón el personal policial “fraguó un procedimiento” por el cual se detenía a una persona que supuestamente era Franco y “se labraron  todas las actuaciones en base a ese procedimiento inventado al día siguiente a los fines de poder blanquear lo que había sucedido”.

“Franco no estaba acostumbrado a la jerga carcelaria según lo que manifestaron los testigos, pero si respondía a al estereotipo de ser un pibe de barrio y morocho con gorrita y probablemente por eso se produjo la detención”, subrayó el abogado quien integra la querella en representación de una de las hermanas y el hijo de Franco.

Asimismo, de todos los testigos que declararon, no todos dijeron haber visto o escuchado los gritos de Franco. A propósito de ese dato volcado ante la fiscalía, Campana adujo que de los 40 detenidos en la seccional fueron hasta ahora 10 a quienes se les tomó declaración y que es entendible porque muchas veces los detenidos intentan descansar por las noches, además que suelen estar acostumbrados a escuchar gritos y ruidos continuos por lo cual esta situación “no era algo anormal del funcionamiento de la comisaria”.

Incluso en esa dependencia se manejaba cierta jerarquía dentro de los pabellones, donde a los detenidos que tenían cierto poder se los llamaba delegados o ciervos. Se trataba de una “comisaria iglesia”, estos detenidos solían tener una relación abierta con el comisario y fueron también quienes “dieron los orden a los otros presos de no decir nada”, por lo tanto el letrado supone que algunos de ellos prefirieron acatar esa disposición y guardar silencio.   

El juicio tiene como eje dos hipótesis donde se dirime qué le pasó a Franco Casco en los primeros días de octubre de 2014 en su paso por la comisaría ubicada en Cafferata al 300. Tanto la querella como la fiscalía aseveran que el joven fue detenido el 6 de octubre, alojado en un cuarto de la comisaría donde fue sometido a golpes y torturas. Luego de su muerte, indican los acusadores, el cadáver de la víctima fue ocultado hasta que salió a flote en el río Paraná el 30 de octubre de ese año.

Contrario, las defensas de los 19 policías acusados sostienen que Casco fue detenido el 7 de octubre por resistirse en un operativo policial a raíz de la denuncia de un vecino que lo había acusado por movimientos sospechosos en la zona del barrio Luis Agote, donde está la seccional 7ª. Según las defensas, luego de unas horas y de que los policías que cumplían funciones en la comisaría recibieron la orden del fiscal de turno, Casco fue liberado esa misma noche.

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