La investigación que derivó en detenciones y el allanamiento en el Puerto de Rosario desde donde partieron en junio más de 1.400 kilos de cocaína con destino a Brasil y a Países Bajos empieza a dar certezas de los movimientos del embarque.

Se supo que la cocaína se cargó en un contenedor de maní proveniente de General Deheza, en Córdoba. Según el registro oficial, el mismo estuvo en el playón fiscal de Terminal Puerto Rosario (TPR), concesionado por Vicentin y la firma chilena Ultramar, desde su ingreso el 21 de junio hasta su partida. Sin embargo, las cámaras de la Aduana no dicen lo mismo: en la estadía fue movido y adulterado.

En primer lugar, al otro día de haber ingresado, el 22 de junio a las 23.04 se lo levantó y ubicó en la parte sur del playón fiscal donde estuvo hasta el 24 de junio a las 22.47. En ese momento fue trasladado a un espacio entre las calles 2 y 3. Era un lugar estratégico: las cámaras no lo podían captar por estar tapado por otros contenedores.

Un paréntesis: cuando fue removido por primera vez, al otro día de ingresar, lo hizo un operario con una máquina Kalmar 7. Poco más de dos horas después otro conductor levantó el contenedor y lo reacomodó. El supervisor de contenedores dio instrucciones. Todos están identificados.

De vuelta a la maniobra. Según la fiscalía federal de Rosario a cargo de Claudio Kishimoto, media hora después ingresan tres camiones y se ponen al lado del contenedor en cuestión durante 20 minutos. Mientras uno se supone descargaba la droga y la metía en el contenedor, los otros hacían de campana y actuaban para despistar.

Hay un dato determinante: entre las 22.48 y las 22.52 las cámaras se apagan. Al reiniciarse se pudo apreciar al primer camión a punto de ingresar al puerto. Se presume que en esos minutos se acomodó el contenedor en el lugar estratégico para que los camiones puedan hacer la maniobra.