Ana Ugarte tiene varios años como docente de primaria y hace un tiempo es directora. Tiene a su cargo la Escuela nº 84 “José Mármol”, de barrio Ludueña, la que resultó acribillada a balazos el sábado por la noche. Este lunes al mediodía, después de marchar desde el barrio hasta la plaza San Martín, tomó el micrófono frente a la sede de Gobernación provincial en Rosario, como voz cantante de la módica multitud de docentes, alumnos, padres y no docentes que poblaron la plaza con el mismo clamor: “Basta de balaceras”. 

Fue su primera vez hablando ante tanta gente en un acto y ella misma lo contó sobre el escenario: “Tantos años viniendo a actos gremiales y nunca me había tocado hablar, pero créanme que hoy no me hace feliz hacerlo, ni estar acá arriba. No puedo creer ver acá a nuestros alumnos, a los chicos que estuvieron desde muy temprano con sus madres en la escuela, con estos carteles pidiendo que nos dejen de balear”.

Indignada de bronca por lo que pasó, pero fortalecida para luchar por su escuela, Ana prosiguió: “Les hablo, así como me sale, a los de más arriba: al presidente, al gobernador, al intendente, que le quepa el sayo a quien le quepa, pero ellos saben qué tienen qué hacer. ¡Se están metiendo con la escuela, que es lo básico de una sociedad, que es el futuro de una nación! Me pregunto qué estamos haciendo, qué estamos esperando. Nos amenazan, nos matan los pibes, los chicos tienen miedo de ir a clase”. 

Ana se preguntó a sí misma y lo preguntó a la gente que la escuchaba en el acto: “¿Cómo explicar lo que pasó? ¿Cómo contar lo que sentí el sábado a la noche cuando llegué y vi los vidrios rotos a balazos? ¡Nos dispararon con armas automáticas! Yo decido no bajar los brazos y los invito a todos a hacer lo mismo. La escuela tiene que ser el lugar seguro que nos aloje, en el que los chicos encuentren una palabra de afecto, a su seño, al profe, algo para aprender, un plato de comida’”.

Una historia que ¿se repite?

En 2018 tras la condena a la cúpula de Los Monos hubo una saga de ataques a jueces y Tribunales: objetivos vinculados al Poder Judicial y vinculados directamente con la persecución a las bandas. Aquella vez se blindaron los edificios baleados, también se brindó custodia a fiscales y funcionarios que trabajaban en causas complejas. En 2021 y poco antes de las elecciones, hubo balaceras contra estaciones de servicio en Rosario, que decidieron cerrar por la noche para prevenirse de nuevos atentados. En todos esos casos, según datos que mostró el MPA en investigaciones posteriores, aparecían en la planificación actores vinculados a la familia Cantero y mano de obra sicaria en la planificación de los hechos. 

Ahora, también en año electoral, se dio una seguidilla de balaceras contra comisarías rosarinas, en barrios donde hay disputa de bandas por la venta de droga. El gobierno provincial, alertado por datos de inteligencia de que podría haber nuevos hechos, decidió la última semana vallar las sedes policiales de las zonas más calientes. Y en lugar de amilanarse, los grupos violentos fueron por más: atacaron edificios escolares en esos mismos barrios. 

Cuando en el último mes las escuelas habían empezado a ser intimidadas, utilizadas como “vidriera” de grupos vinculados al narcomenudeo en Rosario, la señal era que aparecían notas. Mensajes internos entre las bandas nombrando algún preso de alto perfil en carteles rústicos, a veces hechos hasta en un pedazo de cartón. Y para demostrar que la cosa venía “en serio”, dejaban una bala. En las últimas horas, todo se agravó porque los disparos fueron reales.

Un fuerte desafío a la potestad estatal de brindar seguridad pública, si se tiene en cuenta que en esas calles de Ludueña y Empalme Graneros, se suponía que la presencia de Gendarmería debería haberlas convertido en seguras. Pero los ataques no cesan. Este mismo martes, a pocos metros de una patrulla de gendarmes que caminaba por Felipe Moré al 600 bis, le dispararon a una vecina que salía a comprar el pan

French y Moré, donde, a pesar de los gendarmes, balearon a una mujer mientras hacía mandados. (RosarioPlus)
French y Moré, donde, a pesar de los gendarmes, balearon a una mujer mientras hacía mandados. (RosarioPlus)