El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió por recomendación del Departamento de Justicia al director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), James Comey, acusado de beneficiar a la campaña electoral del actual mandatario y de esconder que la fuerza de seguridad sospechaba de los vínculos existentes entre el magnate y su entorno con el gobierno de Rusia. 

La prensa estadounidense difundió la carta que Trump envió al ahora ex director del FBI para comunicarle su decisión. "Pese a que aprecio mucho que me haya informado en tres ocasiones diferentes que yo no estoy bajo investigación, coincido, sin embargo, con la opinión del Departamento de Justicia de que ya no puede liderar la Oficina de manera efectiva", escribió el mandatario. 

"Es esencial que encontremos un nuevo liderazgo para que el FBI recupere la confianza pública, algo vital para su objetivo de hacer cumplir la ley", agregó Trump. El ahora ex director del FBI había quedado empantanado en el centro de una serie de polémicas desde octubre pasado.

Los mails de Hillary

Pese a que Comey nunca rehuyó a las tapas de los diarios o a involucrarse en temas políticamente sensibles, su protagonismo tomó una nueva dimensión 11 días antes de las elecciones presidenciales, cuando le informó al Congreso -y, por ende, a la sociedad estadounidense- que iba a reabrir una investigación contra Hillary Clinton y el uso de su email privado.

En aquel momento, explicó que había recibido nueva evidencia que justificaba la decisión. Se negó a dar detalles sobre esa supuesta nueva prueba y, apenas unos días después, informó que las evidencias no cambiaban las conclusiones originales, por lo que volvió a cerrar la investigación.

Según versiones periodísticas, esas nuevas pruebas habían salido de la computadora personal de una de las asesoras de mayor confianza de Clinton, Huma Abedin. Pero el daño ya estaba hecho. Su anuncio afectó a la imagen pública de la candidata demócrata, quien cayó en las encuestas. Recientemente, Clinton aseguró que, en su opinión, perdió las elecciones presidenciales por esa decisión de Comey.

La mojada de oreja a Trump

A finales de marzo pasado, el entonces director del FBI había vivido su pico de tensión con el flamante gobierno de Trump cuando lo contradijo en dos puntos. Por un lado, confirmó públicamente que la fuerza estaba investigando seriamente la posible interferencia rusa en la campaña presidencial del año pasado y, por otro lado, rechazó que el anterior Ejecutivo de Obama hubiese mandado a espiar al magnate cuando era candidato, como aseguró el mandatario.