Pasó 2016, en el primer presupuesto que administró Cambiemos tras tomar el control de la Casa Rosada. El gobierno solo ejecutó parte de ese balance. Volvió a pasar lo mismo en 2017, con un presupuesto que, a diferencia del primero --confeccionado por el kirchnerismo-- el propio Poder Ejecutivo diagramó y elevó al Congreso. En esa oportunidad no se utilizaron 154 mil millones de pesos. La misma situación se repetirá este este año: se estima que, presión del FMI mediante, el 40% de los fondos asignados irán a tapar baches del Poder Ejecutivo.  

La subejecución de los presupuestos en formato de ajuste forma parte de la praxis política del gobierno. Se trata, básicamente, de recortes encubiertos que afectan a programas y partidas de muchos ministerios, algunos muy sensibles como Educación, Salud o Desarrollo Social.

Los fondos subejectuados, en su gran mayoría, se destinan a pagar gastos corrientes y servicios de la deuda, un flujo que creció de forma exponencial en estos últimos años.

Esta lógica presupuestaria asoma como una arista de análisis para nada menor en medio de las negociaciones del gobierno con los gobernadores para acordar el trazo grueso del próximo balance.

El economista Federico Fiscella explica que se trata de un escenario que excede al gobierno de Cambiemos, aunque desde el 2016 ocurre con características particulares. "Desde la década del 90 que nunca pudimos ejecutar el presupuesto de manera correcta. Con Cambiemos esta subejecuación tiene más una lógica de ajuste. Durante el kircherismo se usó más para utilizar la caja a gusto. Las dos lógicas son criticables", afirma.

Según sus números, de 1994 al 2004 las subejecuciones fueron en torno al 5,5%. De 2005 a 2016 del 24% y desde 2016 a esta parte llegó a superar el 40%.

A esta altura del año, el presupuesto de 2018 debería estar en una ejecución del 70%. Sin embargo aún no se cruzó la barrera del 57%. El acuerdo con el FMI obliga al gobierno a detener la mayoría de las partidas presupuestarias, por lo que ese porcentaje no variará mucho hasta fin de año.

"Es llamativo que no haya subejecuciones en las obligaciones del tesoro, o sea en lo que hace a deuda, como tampoco en servicio de intereses. La subejecuciones se dan en los ministerios de Trabajo, Salud, Educación, Desarrollo Social, etc. Es toda una definición", agrega el economista.   

2016

La Asociación Argentina de Presupuestos (ASAP), una ONG sin fines de lucro cuyo objetivo es analizar el desarrollo de la teoría, la técnica y la utilización de los sistemas de administración financiera y de gestión del sector público, calculó que en 2016 se ejecutó el 88% de los créditos vigentes del presupuesto.

“Hay una subejecución notoria que denota una decisión política del gobierno de controlar el gasto”, advirtió en aquel momento Rafael Flores, presidente de esta entidad. Según sus números, algunos ministerios cerraron don desfases de 20 puntos porcentuales respecto al total de fondos asignados.

Otro informe, el de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), estimó que durante su primer año de gestión el gobierno nacional ejecutó el 83,85% del presupuesto. Usó 1,725 billones de pesos contra los 2,057 billones presupuestados.  

Los autores de la investigación concluyeron que en 2016 ocurrieron “subejecuciones significativas en algunas partidas sensibles que determinan la imposibilidad de una parte de la población de acceder a derechos esenciales".

El 30% de los programas de aquel año cerraron con una ejecución menor al 70%, según este relevamiento.

En el rubro Vivienda, por ejemplo, el Programa de Urbanización de Villas y Asentamiento Precarios utilizó el 33% de los recursos asignados, mientras que Acciones para el Mejoramiento Habitacional e Infraestructura Básica capitalizó el 69,5%.

En Educación, el Programa de apoyo a la Infraestructura universitaria usó el 26,3%; Mejoramiento de la Calidad Educativa el 49,5% y Acciones de Formación Docente el 49,3%.

La larga lista la completan programas de Ciencia y Tecnología (entre un 73% y un 23% de ejecución); de Industria (entre un 44% y 30%); de Empleo (entre un 64% y 28%); y Asistencia Social (entre 52% y 37%).

2017

Exactamente 153.944.110 millones de pesos no se utilizaron en el presupuesto de 2017, según datos oficiales que divulgó el propio gobierno. 

El ministerio con mayor grado de subejecución fue el de Relaciones Exteriores con un gasto del 73% del dinero asignado. En el caso de Producción, por ejemplo, fue muy bajo el uso de fondos para financiar actividades productivas, apenas el 42%. Pero, por lejos, en esa cartera, el programa menos ejecutado fue el que prevé acciones para contribuir a la preservación del medio ambiente, con un 7,61%.

La mayoría de los ministerios se ubicaron por encima del 80%. Jefatura de Gabinete, por dar un ejemplo, gastó el 81,06 de sus fondos, aunque tuvo un programa de nula actividad denominado Namuncará, a cargo de la protección de áreas marítimas. Otro programa, llamado Argentina 2030, solo usó el 7,46% del dinero.

Presidencia de la Nación, con el 82,29%, y Agroindustria, con el 87,10% y Cultura (86,81%) fueron otras de las áreas que operaron por debajo del 90% del total de los recursos que tenían asignados.

Salud, Educación y Ciencia y Tecnología, ministerios muy asfixiados por la escasez de sus partidas, utilizaron el 90.92%, 93,97 y 91,42% del dinero, respectivamente.

2018

A mediados de agosto, tras el primer acuerdo con el FMI, Nicolás Dujovne, el poderoso titular de Hacienda y coordinador del equipo económico, le avisó al Gabinete entero que se iban a “bloquear” la mayoría de los gastos pendientes por ser ejecutados. Se estima que la subejecución rondará el 40%.

"En el documento del stand by el Fondo le dice al gobierno que frene la ejecución presupuestaria. Eso está pasando", detalla Fiscella. 

Según datos oficiales del Ministerio de Hacienda actualizados al 8 de agosto, el Presupuesto 2018 que votó el Congreso fue de 2.962.796,32 millones de pesos, de los cuales solamente fueron devengados 1.634.866,38 millones (57%).

En el área de Salud, por ejemplo, la ejecución presupuestaria en salud reproductiva es de solo 26,17%. Siguiendo en esa misma cartera, el gobierno no usará casi el 90% de lo destinado a la Cobertura Universal de Salud-Medicamentos, ni un 70% de lo pautado para el plan de Lucha contra el Sida y Enfermedad de Transmisión Sexual e Infecto Contagiosas.

En el caso del ministerio de Desarrollo Social se avizora un duro impacto en la ayuda a los más pequeños. Hasta agosto solo se ejecutó un 3,42% del Apoyo al Plan Nacional de Primera Infancia y un 25,79% del programa de Promoción y Asistencia a Espacios de Primera Infancia.

En Ciencia y Tecnología ocurrirá algo similar. Hasta el momento, del programa de Formación de Recursos Humanos, por ejemplo, sólo se devengó un 56%, mientras que en Promoción, Investigación, Financiamiento, Innovación y Divulgación en Ciencia y Tecnología se usó un 52%.

Los números más preocupantes asoman en Medio Ambiente. Transcurridos ocho meses del 2018 las subejecuciones alcanzan el 80% en Política Ambiental, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable; casi el 75% en Coordinación de Políticas Ambientales; 62% en Sustentabilidad Ambiental; 65% en el caso de Control Ambiental; 50% en Conservación y Administración de Áreas Naturales Protegidas.