El gobernador Omar Perotti acaba de ingresar en una discusión determinante para su gestión. Se trata del Presupuesto 2023 con el que administrará su último año al mando del gobierno provincial, situación que definirá varias cuestiones como por ejemplo el sello que dejará. 

El enfoque político que hace la oposición es doble. Por un lado, cuánto se fortalecerá Rosario y con qué obras adjudicadas o licitaciones en marcha se irá el gobernador. El socialismo picó en punta en ambos. En el primer punto, la concejala Verónica Irizar acusó discriminación en el reparto para la ciudad en comparación de Rafaela, tierras del gobernador. En cuanto a obras es el bloque socialista en Diputados que pide el detalle de cuáles hará con la plata de la deuda histórica. 

Los números

El texto no tiene grandes cambios estructurales en comparación con el anterior. Se trata de un esqueleto de gastos y recursos similar al de este año, obviamente ajustado a la inflación. Pero acá ya hay un punto importante.  

La oposición pone el ojo en el excedente que es la disponibilidad de recursos extras de la que se proyecta. ¿Cómo es esto? Siempre se prevén menores ingresos de los que finalmente se logrará, producto de la brecha de la inflación estimada y la real. Se estima 60% de inflación para 2023, pero se supone que estará mucho más arriba producto de los vaivenes económicos. En esa diferencia se genera el excedente por recaudación que no son dos pesos. 

Los legisladores proponen darle destino específicos para el Fondo de Transporte, discusión paritarias, pases a planta y el convenio de Salud de Rosario con la Provincia que sustenta el sistema. Ahí habrá un nudo de discusión clave. 

"Queremos que esos cambios y destinos sean acordados y no repetir lo del Presupuesto pasado que se terminó acordando en diciembre cuando se podría haber hecho en diciembre", explicaron a RosarioPlus en mí la oposición.
Algunos legisladores hacen referencia a que no habrá problemas de aprobación y saldrá por un tubo. Otros son más cautelosos. El propio gobierno no se ceba y pone paños fríos: sabe que puede haber reparos que empantanen la cuestión como ya ocurrió en 2022. De hecho, dicen que el panorama hoy en día es igual al del año pasado dónde se debe negociar bastante.

Lo cierto es que el riesgo que se politice el Presupuesto y trabe, como ocurrió en dos de los tres de esta gestión, siempre está a mano más allá de que no hay puntos críticos en el texto. Ahora bien, en el fondo, ni gobierno ni las cámaras se quieren quemar con la misma leche del año pasado y quedarse sin los números presupuestarios de 2023.