Para Estados Unidos, la interrupción del gobierno de Dilma Rousseff en Brasil no fue producto de un golpe de Estado, sino de un proceso "legal" que se hizo "respetando la democracia". La declaración oficial estadounidense, que contrasta con las denuncias de golpe de Rousseff y de varios países sudamericanos, se conoció en Washington después de una reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

"No creemos que sea un golpe de Estado suave o de otro tipo. Lo que ha ocurrido en Brasil se ha hecho siguiendo el proceso legal constitucional y respetando completamente la democracia", dijo el representante interino de Estados Unidos ante la OEA, Michael Fitzpatrick, citado por la agencia EFE.

En tanto, el proceso que derivó en la suspensión por 180 días de Dilma Rousseff fue rechazado por "golpista" por los gobiernos de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y El Salvador, a la vez que recibió duras críticas del secretario general de la Unasur, Ernesto Samper.

El pronunciamiento de Estados Unidos, que para algunos analistas implica un reconocimiento formal del gobierno interino de Michel Temer, se conoció casi al mismo tiempo en el que Rousseff advirtió que el nuevo gobierno apunta a "volver al pasado autoritario" y pretende tratar a las mujeres como "fetiches decorativos". Con esos argumentos, la presidenta suspendida atacó las decisiones de Temer de no incluir mujeres en el gabinete de ministros y de quitar la jerarquía de Ministerio a la cartera de Cultura.