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Las cosas no son tan simples como el gobierno cree y quiere. Por ahora, en las reuniones con los gobernadores y la CGT lo que pudo hacer el presidente Macri es mostrarse oficialmente como el ganador de las pasadas elecciones. Claro que no es poco. Pero no alcanza para lograr todos los consensos en un abrir y cerrar de ojos. Sí para imponer un tema central para la economía y la política del principal distrito: la gobernadora María Eugenia Vidal es la gran ganadora de la primera ronda de conversaciones al volarse el techo del Fondo del Conurbano Bonaerense que pasará de 650 a 20 mil millones de pesos por año. El resto de los mandatarios hizo cara larga pero nada más. Ahora querrán ver cómo los compensan.

Hay que atender a las palabras del gobernador de Santa Fe. Cuando Miguel Lifschitz dice “no creo que Macri vaya a desfinanciar a las provincias”, en realidad hay que interpretar “cuidado Macri con desfinanciar a las provincias”. Por supuesto nadie hará ninguna escena pública porque el gran temor de los gobernadores, la CGT y la oposición en general es quedar como los que ponen palos en la rueda ante un gobierno que quiere “transformar” al país. Todavía no es ese tiempo. Pero nadie va a regalar nada.

En Santa Fe han sido muy claros respecto a la supresión del Impuesto a los Ingresos Brutos. No es posible que desaparezca así como así y compensarlo con una suba de los distintos impuestos inmobiliarios no es una salida coherente. Ingresos Brutos representa más del 70% de la recaudación propia de esta provincia.

Como Mendoza y otras economías regionales, Santa Fe quiere revisar también otras propuestas de impuestos internos como el que se impulsa para las fábricas de cervezas y para el tratamiento de los cueros. También para los biocombustibles. Lifschitz ya se había reunido con los gobernadores peronistas sobre todo para mostrar que no está “suelto” y que no servirá de mucho “trabajarlo” individualmente. Si es necesario, se pegará más a las estrategias del peronismo. En ese punto, las provincias que controla el PJ piensan –como decía esta semana un editorialista- “Macri ya me robó los votos en mi territorio, ahora no me va a robar la plata”.

Por su lado, la CGT se plantó esta semana y salió a poner en claro que nada estaba acordado aún en materia de reforma laboral. Un documento falso que circuló por redes sociales obligó a la central obrera a hacer la aclaración en los medios. Los sindicalistas más poderosos tienen muchos lados flacos, sobre todo relacionados a sus cuentas personales y al manejo de sus propios sindicatos; pero no tienen un pelo de sonsos.

Es cierto que pueden estar sobreactuando para no quedar como los “entregadores” que buena parte de la sociedad cree que son. Pero aún mantienen bases sólidas como para complicarle las cosas al gobierno si no entreven un acuerdo promisorio para todas las partes.