El presidente de Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, y el exmandatario y aspirante del PT, Luiz Inácio Lula Da Silva, cruzaron este jueves por la noche acusaciones y chicanas, sobre todo en materia de corrupción, en el último debate que los puso cara a cara antes de las elecciones del domingo, en el que el exsindicalista pareció más calmo, sabedor de la ventaja que le dan las encuestas de intención de voto.

Lula dio por hecho que la ciudadanía mandará “a casa” a Bolsonaro en la noche del domingo y defendió los logros en materia social de sus dos gestiones, y el jefe del Planalto hizo hincapié en los casos de corrupción y advirtió que el exsindicalista puede ser candidato por tener “un amiguito” en el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), después de tener tres condenas judiciales en contra.

Bolsonaro abrió con dureza sus intervenciones: en menos de dos minutos llamó a Lula “mentiroso”, “traidor a la Patria” y “expresidiario”.

Dijo varias veces que en su administración no se registraron hechos de corrupción y debió ser llamado al orden casi permanentemente porque interrumpía la palabra de los demás postulantes con gritos desde su silla.

El presidente reparó en el desvío de fondos a través de contratistas de la petrolera estatal Petrobras, vinculó al líder del Partido de los Trabajadores (PT) con supuestas pandillas y acusó a los hijos de Lula de “robar millones de empresas”.

A las menciones de Lula a la tarea de la Comisión Investigadora del Congreso que advirtió sobre irregularidades en el plan gubernamental para atender la pandemia, Bolsonaro replicó: “¿Qué es esa CPI? ¿La farsa? ¿Qué viniste a defender aquí?”.

“¿Habla de pandillas conmigo? Necesita mirarse al espejo y ver qué está pasando en su gobierno. Usted, cuando se acerca al micrófono, debe comportarse como presidente. Respete a quién está mirando y no mienta”, le dijo Lula en una de las réplicas.

El candidato del PT, además, insistió en que eran “una locura” los señalamientos del mandatario en su contra y prometió terminar con el secretismo de la gestión que impuso Bolsonaro “para ver qué es lo que desesperadamente quiere ocultar”.

“La gente te enviará a casa el 2 de octubre”, le espetó Lula, que además reivindicó la llamada Ley de Igualdad de Acceso a la Educación, comúnmente llamada Ley de Cuotas.

El momento:

Tweet de Matias Mowszet

“La Ley de Cuotas es un pago de una deuda que tenemos con los años de esclavitud. No saben el orgullo que tengo de ver hijos de sirvientas, basureros, haciendo ingeniería, ver personas obteniendo la ciudadanía”, celebró el dirigente petista.

Antes, Lula había puesto de relieve que sus gestiones al frente del país fueron “los momentos de mayores conquistas, de mayor inclusión” para los sectores más postergados.

Para Lula, sería bueno preguntar “cómo los más pobres tuvieron un aumento del 80% en sus ingresos, mientras que los ricos tuvieron un aumento del 20%, y cómo se subió el salario mínimo en un 87%”.

Rechazó además haber permitido irregularidades en sus presidencias y, en cambio, expresó que “gracias a lo que se hizo combatir la corrupción se descubrieron los casos y se castigó a la gente”.

“Vamos a volver al gobierno porque la gente lo quiere de vuelta: extraña tener trabajo, tener más salud, tener acceso a especialistas en este país”, manifestó Lula.

Al debate, el aspirante del PT llegó con la calma que le dio la última encuesta de la firma Datafolha, que lo mostró 14 puntos arriba de Bolsonaro, lo que lo pone a las puertas de un triunfo en primera vuelta.

Ni Lula ni Bolsonaro -los dos de trajes oscuros- tuvieron actividades hoy, y solo se dedicaron a preparar la presencia en TV, que compartieron con otros cinco aspirantes al Planalto: Ciro Gomes (PDT), Felipe D'Ávila (NOVO), Simone Tebet (MDB), Soraya Thronicke (Unión Brasil) y Kelmon Da Silva Souza (PTB).

Los siete fueron elegidos porque sus fuerzas tienen representación parlamentaria, en tanto quedaron fuera otros cuatro postulantes, ninguno de ellos con chances de llegar al gobierno, según los sondeos.

El debate, el segundo cara a cara Lula-Bolsonaro después del que tuvieron el 28 de agosto, fue coordinado por William Bonner y comenzó recién después de "Pantanal", una telenovela de enorme éxito del gigante brasileño Globo.

Lula también debió contrarrestar algunas diatribas en su contra del candidato del PDT, Ciro Gomes, con quien se supone que disputa al menos parte del electorado, que le reseñó que se fue de su gobierno por “diferencias morales”.

A Bolsonaro, en tanto, le tocó atajar también críticas en materia ambiental, de la candidata Tebet (MDB), que lo responsabilizó por permitir la mayor deforestación de los últimos 15 años.

"Su gobierno protegió a los madereros", dijo Simone, pero el candidato de PL afirmó que la acusación no era cierta, que el bosque "se incendia naturalmente" y que los cuestionamientos en el tema son “una narrativa”.

Y D’Avila, del NOVO, le enrostró la práctica de contar con un “presupuesto secreto” para financiar un “toma y daca” destinado a garantizar apoyo parlamentario. “Cualquier tipo de toma y daca es intolerable; desafortunadamente, en su gobierno también lo tuvimos y el presupuesto secreto, que usted vetó al principio pero luego aceptó, se convirtió en eso”, advirtió D’Avila.