En enero de 2020 mataron a balazos a un apostador en el casino de Rosario cuando salía a fumar un cigarrillo al balcón. Unos días después, la Justicia dio con el autor intelectual del crimen, que descartó su celular cuando lo perseguían para detenerlo. Al abrir el aparato, aparecieron vínculos de la banda de Los Monos con una densa red de juego ilegal, que incluía al menos a dos fiscales y a un senador provincial. Ahora, las próximas claves de la investigación las tiene otro teléfono: un Iphone 11 que era propiedad de David Perona, dueño de varios garitos clandestinos en Rafaela y otras localidades del centro santafesino. Parece una serie de Netflix, pero es real.

A diferencia de otros actores del juego ilegal, como el detenido Leonardo Peiti que declaró como arrepentido en la causa que se inició con el crimen del casino de Rosario, Perona tenía un perfil más alto. Era un reconocido jugador en el ambiente del poker y en la puerta de sus garitos exhibía carteles que decían "Casinos Perona". En agosto de 2020, lo detuvieron por integrar una red que pagaba a policías para que le permitieran mantener abiertos sus garitos ilegales. Pero como tenía obesidad, pidió el beneficio de la prisión domiciliaria. Unos meses después contrajo COVID y murió en noviembre pasado.

Este año, su viuda fue citada a Tribunales. Y allí reveló que su marido le hablaba de vínculos con Armando Traferri. "Para la última campaña, tuvo que juntarle nueve millones de pesos al senador", señaló.  Las pruebas de lo que dijo la mujer, están en el teléfono de Perona, que hoy tiene el Ministerio Público de la Acusación. Es un Iphone 11, de difícil acceso para quien no es su propietario.

"Tiene un sistema de seguridad que hace que si pasa un tiempo sin que nadie lo active, se autobloquea. Para abrirlo, no hay técnicos confiables en el país. Conseguimos gente en Brasil que puede hacer el trabajo, por un valor de 10 mil dólares. Es mucha plata, pero vale la pena por la información que puede tener ese teléfono. El problema es que si lo mandamos por correo, tenemos miedo que alguien se lo robe para evitar que lo abramos. Vamos a tener que mandar a alguien con el celular a Brasil, aunque después habrá que esperar que a la vuelta haga la cuarentena. En unas semanas, tendremos acceso a esos datos", le confió este lunes a Rosarioplus.com un integrante del Ministerio Público de la Acusación.