Dos cosas son ciertas: El Frente de Todos no es el único que tendrá PASO en Santa Fe, como lo dijo el gobernador Omar Perotti cuando pidió a la prensa “medir a todos por igual”. Y esta no es la primera interna moderna del peronismo santafesino. Usó el mecanismo en 2017 y en 2019 sin inconvenientes y sin tener que juntar heridos graves por el camino para enfrentar una general, como apuntó el ministro Agustín Rossi.

El peronismo siempre es más convocante y vistoso a la hora de dirimir posiciones pero ¿cuánto más manso se puede imaginar el entrevero del intendente Pablo Javkin con el socialismo que no se resigna a perder protagonismo en el Frente Progresista?. ¿O la dispersión de Juntos por el Cambio donde ya se vio que una novata como Carolina Losada usará el discurso de panelista mucho más que el de dirigente?

Con todo, hay que aceptar que la del Frente de Todos es una interna particular donde se cruzan kirchnerismos y donde la vicegobernadora enfrenta al gobernador que a su vez inscribió su nombre en la boleta como suplente del candidato Marcelo Lewandowski. La jugada parece tener al menos dos móviles: Primero intenta arrastrar votos con su nombre a la lista y poder decir después al precandidato que encabeza para senadores que los votos obtenidos son compartidos y no propiedad de uno solo. Y segundo y no menos importante indicarle a los demás que la interna se la están haciendo directamente a él, al gobernador de Santa Fe.

“Soy aburrido para hablar en campaña”, marcó la cancha Perotti para avisar que por nada va a entrar en el terreno de las confrontaciones. Se diferenció de Rossi que en el día después del cierre de listas acusó al gobernador de pretender “un proyecto hegemónico en Santa Fe”. Tampoco hay que asustarse, no hay agravio personal. El que sí fue más al hueso fue el precandidato a diputado nacional Roberto Mirabella que acusó de “vieja política” al espacio de Rossi y Alejandra Rodenas y acusó sin nombres al decir que “siempre dijimos que límite era el delito”. Ahí sí, la apuesta se subió y los avisados entendieron que el mandoble iba dirigido al senador provincial que el próximo 28 de agosto tiene cita en tribunales por una grave causa donde se investiga el juego ilegal.

Todos coindicen en que la disputa no tiene que poner en jaque a la gestión provincial. “Los que más defendieron al gobierno de Perotti son hombres nuestros”, dijo Rossi en referencia al ministro de Gobierno Roberto Sukerman y al diputado provincial Leandro Busatto. Por su lado, el gobernador descartó cualquier problema en su equipo de gobierno por los distintos posicionamientos al asegurar que “cada uno siga haciendo bien su trabajo”. No será fácil sacar a Perotti de sus casillas, tiene muchas campañas encima, años como candidato y un carácter templado en esas batallas. Sabe bien lo que es perder y también muy bien lo que es ganar. Pero sobre todo conoce que ninguna de estas dos posibilidades es definitiva.