La fina avenida del medio
La campaña en Rosario transita un terreno cada vez más polarizado entre el respaldo o el rechazo a Javier Milei. En ese contexto, Javkin y su candidata Carolina Labayrú buscan afirmarse sin confrontar abiertamente al líder libertario. La elección local se tensiona entre agendas nacionales, disputas partidarias y el desgaste de la gestión municipal.
Hay un resquicio por el que deben transitar, en lo que queda de la campaña local, el intendente Pablo Javkin y su candidata a concejala Carolina Labayru para recuperar votos después de las primarias. Es que las elecciones se transformaron desde hace un tiempo en estar con Javier Milei y su motosierra o estar en contra. Lo que no sólo implica estar con el peronismo en general o con Cristina Kirchner en particular, sino marcadamente a favor o en contra. O no ir a votar, que es lo que ya mostraron los que se niegan a posicionarse de un lado u otro y esperan el surgimiento mágico de una nueva alternativa que les devuelva la esperanza.
Es claro que a Juan Pedro Aleart le indicaron cómo jugar ese juego. El candidato de la Libertad Avanza que ganó individualmente las primarias para concejales, no pierde oportunidad de posicionarse ya sea en contra de los médicos del hospital Garrahan o del propio Juan Monteverde al asociarlo con Juan Grabois, que fue arrestado este fin de semana por la toma del instituto Juan Domingo Perón que el gobierno quiere vaciar para vender su sede histórica. "Monteverde y su amigo Grabois comparten el mismo amor por usurpar y vulnerar la propiedad privada", escribió el exconductor televisivo en sus redes.
Pero Ciudad Futura sigue más que nada enfocada en la campaña local esforzándose en desgastar la figura de Javkin. “Acá falta un intendente”, dicen en los carteles que pegan donde es más notoria la necesidad de la presencia del Estado. Por eso la candidata del oficialismo debe moverse en ese desfiladero: responder golpe por golpe a Monteverde y atacar a Aleart pero sin tirarle de frente a Milei para tratar de pescar ahí algún voto antiperonista que visualice la gestión municipal.
Ese escenario enrarecido es el que ya enfrentó el propio gobernador Maximiliano Pullaro en las elecciones de convencionales constituyentes. El crecimiento libertario en Santa Fe lo obligó a dividir por dos en la provincia y a la vez levantó las expectativas de un peronismo golpeado y fragmentado.
El gobernador no le esquivó al desafío tampoco en Rosario. Un acto reciente multitudinario y su cara en los afiches gigantes junto a Labayru, así lo marcan. Va decididamente en apoyo de Javkin y la presencia de su hermano Damián en la lista oficial de concejales de Rosario, lo posiciona más decididamente en ese camino,
La presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, lo advirtió hace unos días. “El rosarino sabe muy bien lo que se vota ahora (por el 29 de junio) y sabe que no es una discusión nacional ni se está votando el próximo intendente de la ciudad”, le dijo a Sí 98.9 y agregó que los votantes locales “están muy bien informados y no perdonan ciertas cosas”, en una clara advertencia sobre la “nueva grieta” que se quiere plantear en los comicios.
La dinámica extrema del presidente y el duro discurso de Cristina Kirchner en Corrientes (“Si dicen que estoy acabada ¿por qué no me dejan competir. Por qué no me ganan políticamente y me quieren muerta o presa?”) no son favorables para un escenario que pretende discutir particularidades de una ciudad. Así como los gobernadores tratan de alambrar sus territorios para ponerlos a salvaguarda de las furias nacionales, lo mismo tratan de hacer los intendentes en todos lados.