Hugo Moyano volvió al centro de la escena sindical al encabezar la resistencia interna dentro de la CGT contra el alineamiento con Cristina Kirchner. El líder de Camioneros cuestionó duramente la estrategia del kirchnerismo para sumar apoyo gremial y sorprendió al revelar un conflicto familiar: “Pablo fue a visitar a Cristina y a mí no me llamó por el Día del Padre”, lanzó en medio de una reunión con otros dirigentes cegetistas.

La tensión quedó expuesta tras la reunión en la sede de Sanidad, donde la cúpula de la CGT rechazó sumarse orgánicamente al acto en defensa de la ex presidenta. Moyano criticó el intento del PJ de “usar” a la central obrera y apuntó directamente contra la apropiación kirchnerista del partido: “Hace mucho dije que el PJ era una cáscara, ahora no es ni eso”.

La molestia se agravó luego de la visita de Pablo Moyano a Cristina Kirchner, que fue interpretada como un respaldo inconsulto del sindicato de Camioneros. En la CGT creen que la movida fue impulsada por Sergio Palazzo, cercano al kirchnerismo, y diseñada para simular un alineamiento sindical más amplio del que realmente existe.

En señal de rechazo, la CGT decidió no participar de la reunión convocada por el PJ, y emitió un escueto comunicado en el que otorgó “libertad de acción” a los sindicatos. Sin paro general ni adhesión oficial, la central se desmarcó del operativo político en favor de la ex mandataria, en una muestra clara de fractura interna.

Además del frente político, Moyano envió otra señal con la firma de una paritaria moderada: un aumento del 3% en tres cuotas (junio, julio y agosto), más una suma fija de $45.000. La decisión, ajustada al techo salarial impuesto por el Gobierno, fue interpretada como un gesto de distensión hacia la gestión de Pullaro y como otra forma de marcar distancia con el kirchnerismo.