El intendente Pablo Javkin apuesta a la última sesión del Concejo de este jueves para aprobar un proyecto que acarrea polémicas: la construcción de una megatorre de 60 pisos en la zona más exclusiva de la ribera rosarina. Se trata de un proyecto inmobiliario que lleva la firma de la aseguradora Sancor, el empresario de medios Gustavo Scaglione y la constructora Obring, a través del estudio jurídico Casanova-Mathos-Salvatierra.

El edificio fue presentado por el municipio e inversores como el segundo más alto del país. En el Concejo no se escucharon muchas críticas y se esperaba contar con los votos necesarios sin grandes sobresaltos. Sin embargo, las tres concejalas del socialismo, Verónica Irizar, Mónica Ferrero y Susana Rueda (del bloque Rosario Progresista, una agrupación dentro del PS), pusieron en dudas el acompañamiento al proyecto. En horas de la tarde de este jueves, previas a la sesión, se discutía si votarán en contra o simplemente tomarán la decisión de abstenerse.

Para sortear esta decisión, trascendió que el javkinismo buscará cambiar la conformación de la comisión de Planeamiento, que aún no le dio despacho favorable al proyecto de megatorre. Así, se busca que Verónica Irizar renuncie a su lugar en la comisión y que Ciro Seisas sea quien la reemplace. “Son siete concejales, tres le dan la firma y los otros cuatro no. Necesitan una firma más”, confió una fuente parlamentaria. 

Para lograr esto se desdoblaría la sesión del día: en una primera instancia, se votarían en el recito los cambios en la comisión. Después podría darse el despacho favorable al proyecto en cuestión y, finalmente, volver a la sesión del día para convertir la megatorre en una realidad. Lo cierto es que al cierre de este artículo las negociaciones iban y venían. En una jornada en la que también se votará el Presupuesto 2023 la única certeza es que en el Concejo Municipal no va a dormir nadie. 

La mirada opositora del Socialismo

Las críticas a la megatorre surgieron tras la reciente aparición de Mirta Levin, ex secretaria de Planeamiento durante las gestiones socialistas, que planteó sus dudas sobre el proyecto. 

Por tal motivo, hasta la noche del miércoles, las socialistas no aseguraban el acompañamiento del proyecto. Es que además de tener que zanjarse estas objeciones urbanísticas con algunas reformas que podrían consensuarse, hay una discusión política de fondo. "Hubo muy poco tiempo para analizar y poca comunicación con el Ejecutivo", dijo una fuente al tanto del tema que pidió reserva de su nombre.

En consecuencia, desde el sector de Cambiemos dijeron que iban a votar a favor del proyecto si el intendente Pablo Javkin garantizaba los siete votos del interbloque oficialista. "Nosotros queremos fomentar la inversión privada pero es lógico que si es un expediente que envía el intendente, tiene que contar con el acompañamiento de todos los concejales oficialistas", dijo en declaraciones a La Política Online, Carlos Cardozo, miembro de esa fuerza.

Además, Javkin logró tener de aliada a una de sus espadas políticas, la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, y los dos del bloque Arriba Rosario, Nadia Amalevi y Ciro Seisas, además del de Aldo Pedro Poy del PDP. 

Según trascendió, el bloque Ciudad Futura y la concejala Norma López, del peronismo, ya confirmaron su voto en contra. Silvana Teisa y Fernanda Gigliani se abstendrían y queda por saldar la incógnita de Marina Magnani.  Los concejales más cercanos al gobernador Omar Perotti, es decir, Julia Irigoitía y Lisandro Cavatorta, acompañarían el proyecto de Javkin. 

El panorama se termina de complicar si el socialismo no vota o directamente se retira del recinto a la hora de tratarlo. De esa manera obliga al resto de la oposición que está de acuerdo con el proyecto a no acompañarlo, lo cual sería un escándalo ya que desde la intendencia daban por hecho que el proyecto pasaba por el Concejo y salía triunfal.